Nota: 5
Lo mejor: intenta retratar el culto a la fama entre la juventud contemporánea.
Lo peor: que se hace aburrida.
¿Qué escribir sobre Sofía Coppola que no se ha dicho ya? La cineasta del vacío. La que mejor retrata el hastío posmoderno. La hijísima del gran Francis Ford Coppola. Quizás, más que qué escribir sobre ella, el verdadero reto reside en cómo abordar su obra sin caer en la repetición. Pues a estas alturas, Sofía camina por una línea bastante fina que separa la barrera cada vez más difuminada de un estilo muy definido con una falta de originalidad escandalosa. ¿Es que ya nos has contado todo lo que necesitabas, Sofía? En mi opinión, todo lo que tenía que decir, ya lo hizo en sus dos primeras películas, Las Vírgenes Suicidas y Lost in Translation. Todo lo que vino después, fue repetirse hasta la saciedad.
Coppola hija ilustra el famoso dicho del “pobre niño rico” por medio de un elenco de personajes planos y completamente vacíos. Si en Las Vírgenes Suicidas era una educación demasiado estricta la que hacía marchitarse una a una a las hermanas Lisbon, esa resulta ser una de las principales carencias de las que adolecen los niñatos de The Bling Ring. Sofia retrata la superficialidad extrema de los personajes de esta cinta a través de adolescentes débiles, manipuladores y víctimas de una sociedad enferma que rinde pleitesía a la cultura del lujo. En algún lugar de la narración subyace la lectura crítica de cómo las celebrities no son más que un producto creado por un imaginario colectivo, justificándose así en parte la convicción del derecho a la impunidad de los personajes del filme.