Crítica de “Creed. La leyenda de Rocky” (2015)

Publicado el 02 febrero 2016 por Manuzapata @vivazapatanet

En el Festival de San Sebastián de 2013 una pequeña película nos sorprendió muy gratamente. Fruitvale station, todavía inédita en España; una ópera prima centrada en un caso de violencia policial sobre un joven negro que supuso una doble alegría para su director, el afroamericano Ryan Coogler. Por un lado, la inmensa catarata de reconocimientos le hizo un hueco en una industria tan competitiva como la de Hollywood. En segundo lugar, la calidad de su trabajo le granjeó el crédito para recibir el sí definitivo de un Sylvester Stallone reticente a seguir con la saga Rocky, que ya había dado calabazas al realizador y guionista cuando todavía firmaba cortometrajes, por creer, con buen criterio, que su muy bien acogida Rocky Balboa había supuesto el colofón perfecto a la historia del púgil de Philadelphia.

Creed no es sino el apellido de aquel campeón de los pesos pesados, que tenía el nombre del dios griego Apolo, al que Balboa arrebata el cetro mundial en la segunda película de la serie. Un tipo fanfarrón, cercano al potro italiano, que realizó su postrera y estelar aparición vestido con unos shorts con la bandera de Estados Unidos, al ritmo del “Living in America” del inimitable James Brown, en Rocky IV. Esa prenda, que fue la última que ciñó su cintura sobre un cuadrilátero, será importante en el desarrollo de este filme, que quiere dirigirse mediante constantes guiños a la nostalgia de los incondicionales de esta épica heptalogía. El séptimo capítulo, primero no escrito por Stallone, relata el encuentro de Adonis (más mitología) Johnson, hijo ilegítimo de Creed, y Rocky Balboa, al que convence para que sea su mánager.

A los impenitentes seguidores del boxeador italoamericano, carne de videoclub ochentero, nos resulta más que evidente observar cómo la estructura de esta cinta calca las, por otra parte, miméticas de las cuatro películas iniciales. Sirva como ejemplo gráfico el paralelismo que equipara la relación paternofilial que surge entre Balboa y el hijo de su amigo con la que él mismo, en su juventud, vivió junto a la figura protectora de Mickey, su primer entrenador. De modo que nada nuevo bajo el sol, tan solo alguna argucia técnica revestida de espectacularidad como el arrojo de rodar un combate de dos asaltos en un plano secuencia (sin cortes) de cinco minutos.

Rocky Balboa, el título precedente al que nos ocupa, escrito y dirigido por el alma máter de la saga, Sylvester Stallone, con su aire intimista y crepuscular, resolvía, de manera hermosa, el final de la trayectoria de este hombre, haciendo completamente innecesario este punto y aparte que deja una puerta abierta para que los personajes regresen próximamente. No tenemos manera de saber si el veterano intérprete será galardonado con el Óscar (nosotros se lo entregaríamos sin dudarlo a Mark Rylance) pero le agradecemos que nos confiese quién ganó aquella revancha a puerta cerrada entre Apolo Creed y Rocky Balboa al final de Rocky III que culminaba con el mítico plano congelado del primer puñetazo entre ambos.

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Creed. La leyenda de Rocky 

Dirección: Ryan Coogler

Guión: Ryan Coogler y Aaron Covington 

Intérpretes: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thomson

Música: Ludwig Göranson

Fotografía: Maryse Alberti

Duración: 133 min. 

Estados Unidos, 201