Crítica de “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?” (2014)

Publicado el 29 diciembre 2014 por Manuzapata @vivazapatanet

Que los franceses cuentan con la cualidad de saber reírse de sí mismos y de sus prejuicios y que además son capaces de sacar rentabilidad económica de ello es algo que a nadie escapa. En este sentido siempre han ido un paso por delante del resto de nacionalidades. La comedia gala es probablemente la más versionada en otras cinematografías. La inédita en los años 70 en España Cousin, cousine cruzó el charco diez años más tarde para convertirse en Un toque de infidelidad, en los 80 Tres solteros y un biberón se transformaron en Estados Unidos en Tres hombres y un bebé, en la década de los 90 Un indio en la ciudad cambió París por el Nueva York de De jungla a jungla y ya entrados en el siglo XXI Bienvenidos al norte se mudó a la zona meridional de Italia, Bienvenidos al sur, y de forma más o menos encubierta (se trata de una adaptación no reconocida) a la septentrional de la península ibérica gracias a 8 apellidos vascos.

 

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? sigue fielmente esta tendencia y probablemente los derechos de su remake hayan sido ya adquiridos. En un país multicultural, multirracial, laico, pero que cuenta con varias confesiones religiosas entre sus ciudadanos, y con una población de la que una parte nada desdeñable cuenta con orígenes diversos, a pesar de poseer pasaporte francés, tener las narices de hacer según qué chistes a costa del racismo, la xenofobia, las creencias y lograr arrancar las carcajadas de todo el mundo además de conseguir convertirse en el segundo filme en recaudación de todos los tiempos en Francia no es moco de pavo.

Si hubiese que resumir el argumento de la película en pocas palabras la frase “cuatro bodas y un funeral” condensaría las desventuras del protagonista (Christian Clavier), un francés de pura cepa, católico, republicano y gaulista cuyas cuatro hijas le causan tales sofocos, al proporcionarle un yerno judío, otro árabe, uno oriental y un último africano, que están a punto de llevarle a la tumba, exageradamente hablando.

 

El filme cuenta con momentos antológicos como una peculiar interpretación de La Marsellesa al hilo de la polémica surgida en torno a ciertos jugadores de la selección francesa de fútbol o chistes relacionados con Louis de Funès o la marca Benetton, pero lo mejor, sin ninguna duda, es el personaje del padre del novio costamarfileño de la hija pequeña del protagonista. Recuerda tremendamente al de John Amos en El príncipe de Zamunda y constituye el perfecto contrapunto, aunque teniendo en cuenta que los extremos se tocan. Si su consuegro no puede soportar que su benjamina se case con un negro él es incapaz de asumir que su vástago vaya a desposarse con una blanca. De este choque de trenes surgen las situaciones más hilarantes con lo que, a pesar de que la transgresión inicial vaya transformándose en comedia amable, la cantidad ingente de carcajadas proporcionadas consigue que finalmente nos quede un regusto agradable en el paladar.

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.

Copyright imágenes  © Les Films du 24, TF1 Films. Cortesía de A Contracorriente Films. Reservados todos los derechos.

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?

Dirección: Philippe de Chauveron

Guión: Philippe de Chauveron y Guy Laurent

Intérpretes: Christian Clavier, Chantal Lauby, Ary Abittan

Música: Marc Chouarain

Fotografía: Vincent Mathias

Duración: 97 min.

Francia: 2014