El director Gary Shore (que debuta tras las cámaras), nos presenta a un príncipe con conciencia y humanidad, a pesar de sus métodos en el campo de batalla. Se podría decir que Shore se vale del famoso refrán que dice "en el amor y en la guerra todo vale" para, de alguna manera, 'justificar' las razones por las cuales el príncipe vende su alma al diablo, otorgándole grandes poderes que le ofrecen la capacidad necesaria para defender a los suyos, pero pagando un alto precio por ello. Quizás sea lo más destacado de este filme, un buen planteamiento de la premisa, aunque luego se vaya diluyendo entre los efectos especiales, en el que por momentos esté más cerca de un superhéroe de la DC (llámese 'Batman', el caballero oscuro); además de Luke Evans (visto en la trilogía de "El Hobbit" de Peter Jackson), que es el encargado de meterse en la piel de Drácula, y a decir verdad construye bastante bien el personaje.
En definitiva, esta nueva incursión en el mito de Drácula, funciona a modo de precuela, conformando una historia que en lineas generales entretiene, con unos guiños al clásico de Coppola, y un interesante y sorpresivo final.
Reseña en colaboración con el Portal Comarcal y Cineapolis CC El Teler de Ontinyent.Si quieres leer la crítica a través de la página del Portal Comarcal:
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