Crítica de “El amor es extraño” (2014)

Publicado el 18 noviembre 2014 por Manuzapata @vivazapatanet

En torno a la primera hora de metraje de El amor es extraño, George (Alfred Molina), cincuenta y muchos, frondosa barba salpicada por canas, porte elegante y aspecto cansado, conversa, acomodado en un mullido sofá, con un joven en medio de una fiesta en un apartamento donde todo el mundo baila al son de una pegadiza melodía. Ante una eventual invitación a cenar confiesa que se encuentra agotado y que lo que desearía en esos momentos sería irse a dormir. ¿Y por qué no lo haces?, inquiere su interlocutor. Porque te encuentras sentado en mi cama. ¿No tienes casa?, continúa. No. Es una historia muy larga. Todo empezó cuando me casé con mi compañero durante 39 años, justo después me echaron del trabajo y ahora nos hallamos buscando un apartamento que podamos permitirnos pagar.

 

Nada mejor que las palabras de uno de los protagonistas de esta cinta para explicar de forma sencilla y directa su interesante planteamiento. George y Ben (John Lithgow) se han visto obligados, debido a las dificultades económicas generadas por el despido del primero, a vender su apartamento en el centro de Nueva York de modo que, mientras encuentran otro que se acomode a sus posibilidades, George ha sido acogido por unos amigos y Ben vive con la familia de su sobrino.

Tras este ilusionante inicio nos topamos con un grave problema de irregularidad dramática a la hora de desarrollar el argumento que deriva en un alarmante descenso del aliciente que poseía la historia.

Desde el momento en que aparece en pantalla, Alfred Molina capta completamente nuestra atención. Su propia presencia y todo lo que acontece en torno a su George eleva el atractivo de la narración. Por el contrario, con el taciturno papel que interpreta John Lithgow nos sucede completamente lo opuesto. Su personaje nos resulta exactamente igual de cargante que a Kate (Marisa Tomei), la mujer de su sobrino. En una secuencia tremendamente reveladora, ella, novelista de éxito, escribe, inspirada, en su ordenador, cuando un ocioso y aburrido Ben no para de hablar, interrumpiendo su concentración (de forma inconsciente, por supuesto), con la consiguiente frustración por parte de la literata al no poder reprender a un invitado. La empatía es inmediata. Por desgracia, cuando la trama se centra en Ben se abre un tremendo valle en la curva de interés del filme y tanto su devenir como sus tribulaciones dejan de importarnos en cuestión de segundos.

 

Resulta curioso que sea a partir de una divertida secuencia donde la pareja protagonista se reúne tras largo tiempo separados cuando la película retoma el brío inicial para culminar de forma pausada, atractiva y emotiva. Esto no consigue sino que resulte más molesto y decepcionante ver como Ira Sachs, director de la cinta, ha desperdiciado el potencial de una historia tan sugestiva como ésta. No ha sabido conectar un esperanzador planteamiento y un desenlace brillante a través de un conflicto lo suficientemente sólido como para seducir a una audiencia que exige mucho más.

 

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.

Copyright imágenes  © Parts and Labour, Charlie Guidance. Cortesía de Golem Distribución. Reservados todos los derechos.

El amor es extraño

Dirección: Ira Sachs

Guión: Ira Sachs, Mauricio Zacharias

Intérpretes: John Lithgow, Alfred Molina, Marisa Tomei 

Fotografía: Christos Voudouris

Duración: 94 min.

Estados Unidos, Francia 2014