Crítica de El Libro de la Vida, un film de Jorge R. Gutiérrez

Producida por Guillermo del Toro (El laberinto del Fauno, Pacific Rim), este film de animación estadounidense está basado y ambientado en una celebración mejicana que se celebra los dos primeros días de noviembre, el Día de los Muertos, siendo casi paralela a las otras dos grandes festividades que homenajean al más allá y a los que ya no están entre nosotros que son Halloween y (con un tono algo más serio) El Día de todos los Santos. Seguro que con esta introducción más de uno ya se ha pensado que esto va a ser Pesadilla antes de Navidad ( joyita producida por ese loco despeinado de mente gótica que es Tim Burton) a la mejicana, pues no, puede que aquí también haya algunos esqueletos pero ahí se acaba el parecido, pues El Libro de la Vida nos trae un tipo de ambientación, un folklore muy pocas veces plasmado en el cine de animación y con un estilo muy marcado y personal que busca diferenciarse de los films de Disney o Dreamwork, dos compañías cuyas películas últimamente no son capaces de ser tan provocativas ni chocantes para los niños como lo eran en los años noventa. Crítica de El Libro de la Vida Esta es la historia de dos niños, amigos inseparables y a la vez rivales, Manolo (Diego Luna) y Joaquín (doblado en la versión original norteamericana por Channing Tatum), que compiten por el amor de su preciosa amiga María (y yo que les comprendo porque sé lo que es estar loco por una mujer que lleva ese nombre) y que llevan a sus espaldas la pesada carga de ser descendientes de grandes personajes, que suponen una sombra alargada para los chicos; el primero desciende de un legendario linaje de toreros y el segundo es el hijo del difunto héroe que salvó a la ciudad de unos peligrosos bandidos. En la noche del Día de los Muertos, todos ellos se encuentran honrando la memoria de sus seres queridos ya fallecidos, mientras en las alturas de la ciudad, dos deidades de la muerte, por un lado La Catrina que gobierna el reino de los recordados,  una especie de paraíso donde los muertos que permanecen en la memoria de los vivos disfrutan de una interminable parranda carnavalesca, y por el otro Xibalba, amo y señor del reino de los olvidados que es es un lugar tenebroso y oscuro donde se encuentran aquellos de los que no se acuerdan ni las compañías de telefonía móvil. El caso es que estas dos divinidades deciden hacer una apuesta acerca de cual será el chico que acabará conquistando el corazón de María (Sandra Echeverría), La Catrina apuesta fuerte por Manolo y Xibalba hace lo mismo con Joaquín a quién otorga además un regalo para que juegue con ventaja. Al día siguiente y tras un desafortunado incidente, los tres niños habrán de seguir caminos diferentes….pero el destino volverá a unirles años después y será entonces cuando cada uno de ellos tendrá que encarar sus miedos e incluso afrontar la muerte y el más allá para redescubrirse a si mismos. El argumento del film no es nada realmente nuevo bajo el cálido sol mejicano, sin embargo son los protagonistas y la genial ambientación los que logran crear un universo hechizante, perturbador pero a la vez colorido, el diseño de personajes tiene ciertos matices cromáticos que les da un aspecto similar a las figuras de madera y la variedad en el diseño de los mismos dependiendo de en cual de los tres mundos de la historia se encuentran da lugar a un elenco inigualable, un desfile de caracteres a cada cual más memorable y que elude con mucho estilo los clichés de este tipo de films donde el malo es muy perverso y punto, el bueno es el héroe definitivo o la chica es la típica damisela en apuros (va a ser que no porque aquí la protagonista sabe repartir leches como panes y no le dice lo que tiene que hacer ni su padre y eso que es el Alcalde). Respecto a la inspiración del director, Jorge R. Gutiérrez se inspira en los referentes de las raíces prehispánicas de la celebración del Día de los Muertos y sobre todo en el autor José Guadalupe Posada trayendo elementos de la cultura mejicana como el pan de muerto o las calaveritas entre otros, logrando reinventar el Día de los Muertos para el deleite de una audiencia más global y vaya si lo consigue. Sobre todo llama la atención el mensaje que el director quiero dejar plasmado respecto a la fiesta de los toros, y la posibilidad de hacer compatible celebración y respeto a los animales, a través de un protagonista que logra emocionar tocando con su guitarra española los fantásticos temas de esta banda sonora con geniales composiciones de Gustavo Santaolalla e interesantes covers de clásicos del pop y del rock (ahí está Creep de Radiohead) genialmente integrados e interpretados por Santaolalla y Diego Luna. He estado en muchos preestrenos, pero este ha sido el primero al que he asistido donde, a parte de la prensa, estaban invitados también todos los niños con sus correspondientes padres para poder visualizar la película antes del estreno, y lo que es más, antes de entrar a la sala se regalaba a todos los espectadores (y eso me incluye a mi) un juguete del pequeño cerdito que aparece en la película, cuando me lo dieron me quedé un poco a cuadros, mira que me han regalado merchandising raro, pero el cerdito me impactó, y uniendo eso a la idea de tener que ver una película en una sala llena de niños me hicieron pensar que esta no iba a ser una experiencia demasiado gratificante. Sin embargo, media hora más tarde, ya en la sala y disfrutando del film mucho más de lo que en principio esperaba (además los niños se portaron mucho mejor que muchos adultos con los que a veces he tenido que compartir sala), vi la escena en la que Manolo, aún siendo niño, le regala a María el cerdito cuando se despiden en el tren, entonces supe que yo tenía que hacer lo mismo con mi cerdito de plástico y al día siguiente se lo di a mi María. Para que luego digan que el cine es solo entretenimiento y nada más, para quien sabe ver más allá el séptimo arte siempre es innegablemente inspirador, incluso si lo que uno tiene delante es una película de animación que en principio es “para niños”, nada más lejos de la realidad. El libro de la Vida es un largometraje con mucho alma, con un doblaje al castellano intachable, una puesta de gala audiovisual que nada tiene que envidiar a las últimas superproducciones animadas de Disney (al contrario, el diseño es mucho más llamativo y original que todo lo que ha hecho la compañía de Mickey en los últimos diez años), una hilarante banda sonora y una historia que no sorprende pero llega a emocionar. El Libro de la Vida es un film para todos los públicos, divertido, sorprendente, con mucho mensaje y visualmente cautivador con una ambientación pocas veces vista.