En agosto de 1943 la lancha comandada por el teniente de la marina de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy, de ascendencia irlandesa, fue embestida por un destructor japonés en aguas del Pacífico sur. Kennedy, nadador consumado en su época universitaria, guió a sus compañeros durante casi seis kilómetros, cargando con uno de ellos malherido a pesar de su lesión de espalda, burlando al ejercito enemigo hacia un islote donde esconderse. Gracias a sus dotes deportivas pudo trasladarse a otras islas donde por fin consiguió enviar un mensaje grabado sobre una cáscara de coco para que fueran a rescatarles. La hazaña quedó inmortalizada siendo JFK ya presidente en la película Patrullero PT-109, estrenada poco tiempo antes de su asesinato.
La historia que cuenta Invencible sucedió en los meses previos a esta gesta y comparte muchos puntos en común. El protagonista, Louis Zamperini, hijo de inmigrantes italianos, compitió en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, representando a Estados Unidos, para después participar en la segunda guerra mundial como bombardero de las fuerzas aéreas de su país en el frente del Pacífico. Tras ser abatido su avión y sobrevivir durante 47 días en el mar acabó como prisionero de guerra de los japoneses. La odisea de Kennedy probablemente resulte mucho más inverosímil que la de Zamperini, pero visto el resultado final también parece mucho más atractiva.
Angelina Jolie en su tercer trabajo como directora no ha sabido aportar nada que no hubiésemos visto antes en este híbrido entre cine de supervivencia extrema, ante la naturaleza hostil del mar abierto en este caso, y película de campos de concentración. Cuenta con los mismos defectos de los que adolecían La vida de Pi y Kon-tiki, da la sensación de que la narración se estanca en medio de la inmensidad oceánica, del mismo modo que no consigue transmitir el dramatismo, la dureza y la contundencia de El puente sobre el río Kwai o Un largo viaje a la hora de retratar el trato sufrido por los protagonistas cuando se encuentran a merced de Watanabe, el sádico rector del campo de prisioneros donde quedan confinados. Un personaje caricaturizado (involuntariamente) hasta parecer ridículo de igual manera que ciertas situaciones resultan excesivamente forzadas hacia una suerte de paralelismo con la pasión de Jesucristo, consiguiendo el efecto contrario al que se pretende. El plano de una sombra proyectada sobre el suelo que recuerda inevitablemente a la crucifixión termina convirtiéndose en reflejo de la lamentable pérdida de consistencia del guión a medida que avanzan los minutos, un libreto con prestigiosísimos nombres detrás que no se encuentra a la altura de lo esperado.
Dos aspectos sobreviven al naufragio generalizado, la excelsa partitura de un genio de la música de cine como Alexandre Desplat, que se reinventa a si mismo en cada una de sus composiciones, y el hallazgo de un prometedor intérprete, el británico Jack O´Connell que, a pesar de no resultar tan impactante como en ´71, en la que podremos admirarle a finales de enero, ha llegado para quedarse.
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Invencible
Dirección: Angelina Jolie
Guión: Joel Coen, Ethan Coen, Richard LaGravanese y William Nicholson basado en el libro de Laura Hillenbrand
Intérpretes: Jack O´Connell, Domhnall Gleeson, Takamasa Ishihara
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Roger Deakins
Duración: 137 min.
Estados Unidos, 2014