Al leer el apellido Barrymore en el cartel, así, en mayúsculas, es inevitable que uno piense en todos quienes con su talento y trabajo han hecho de él un nombre legendario en la historia del séptimo arte. John, Lionel y Ethel brillaron desde la época del cine mudo hasta los años 50. Ahora es la benjamina de la saga, Drew, quien triunfa en las taquillas de medio mundo. Junto a Barrymore, Sandler (no tan lustroso, ni siquiera con un poquito del rancio abolengo que posee su compañera de reparto) deja bien a las claras lo que tenemos entre manos.
Coincidieron por primera vez en El chico ideal (1998), agradable descubrimiento del natural talento de la actriz para la comedia y trampolín de Adam Sandler hacia el gran público. Se convirtió en la sorpresa de la temporada, con unos resultados en taquilla impensables para una película sencilla, de bajo presupuesto pero muy refrescante. El tándem repitió argumento ingenioso, trama amorosa y éxito en 50 primeras citas (2004). El gancho de Juntos y revueltos reside en el hecho de que supone el reencuentro de una pareja de intérpretes con indudable química en pantalla dirigidos por quien los unió para el cine aquel verano del 98.
A partir de ahí se trata de que el guión sepa cautivar (cosa harto complicada en un genero plagado de tópicos) a ese espectador exigente al que sorprendió la frescura de El chico ideal o sedujo la singularidad de 50 primeras citas. Los elementos que contiene Juntos y revueltos se ciñen a rajatabla a la receta a la que nos tiene acostumbrados el cine estadounidense, pasados por el tamiz de las películas protagonizadas por Adam Sandler. Lo que viene a ser una mezcla entre la comedia clásica y un sentido del humor un tanto burdo, con toques de sal gorda y tintes, en ocasiones, escatológicos, con la dosis adecuada de romance sin olvidar la ternura que surge cuando los hijos de los protagonistas son parte importante del argumento. Lo que sí que se echa de menos es la originalidad y la audacia que caracterizaba las dos colaboraciones anteriores entre Sandler y Barrymore.
La parte más entretenida de la película, sin duda, sucede en Sudáfrica. En una mezcla de resort y reserva natural que celebra el fin de semana de las familias formadas a partir de un segundo matrimonio y en el que el azar hace que se reencuentren los protagonistas, con sus respectivas proles, después de una rocambolesca y fallida cita a ciegas. La inmediata asociación con un filme icónico como El príncipe de Zamunda resulta inevitable, con un sorprendente Terry Crews, uno de los toscos y duros mercenarios de la celebrada película de Stallone, como desternillante maestro de ceremonias y cantante que fomenta el sentimiento amoroso entre los clientes del hotel. Quien tenga claro el producto que le están ofreciendo pasará dos horas entretenidas, a quien Adam Sandler y su sentido del humor le resulten cargantes le será mejor decantarse por otras ofertas de la cartelera.
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Juntos y revueltos
Dirección: Frank Coraci
Guión: Ivan Menchell y Clare Sera
Intérpretes: Drew Barrymore, Adam Sandler, Terry Crews
Música: Rupert Gregson-Williams
Fotografía: Julio Macat
Duración: 117 min.
Estados Unidos, 2014