Hace ya unos cuantos años (casi más bien tirando para la década) vi una película dirigida por Robert De Niro y protagonizada por él mismo, Angelina Jolie y Matt Damon en la que pude observar por primera vez en la gran pantalla a un joven actor británico llamado Eddie Redmayne que hacía una pequeño papel en el que ya me pareció tener un magnetismo destacado y eso que en ese film había demasiada estrella consagrada (y algunos con razón desde luego) como para poder siquiera emitir un tenue brillo. Seis años después le volví a ver en el papel de Marius en Los Miserables de la mano del director culpable de que hoy estemos aquí hablando de él, Tom Hooper, pero en aquella ocasión todavía no había estallado todo el potencial de este camaleónico inglés. Pues sería ya en 2014 y de la sabia mano de James Marsh cuando Redmayne pudiera desatar toda su increíble habilidad para la interpretación en su inolvidable papel en La Teoría del Todo como Stephen Hawking y llevarse en reconocimiento el Oscar a mejor actor que, sin atisbo de duda, se merecía. Y aquí estamos otra vez, dos años después y este prolífico actor de 34 años vuelve a estar nominado a la estatuilla dorada…¿casualidad?, me temo que no, vuelve agarrado del brazo del director que le hizo cantar como Marius Pontmercy, pero esta vez algo importante ha cambiado, (y no es solo el hecho de que esta vez Hooper no quiere oirlo cantar) aquel chaval de expresión tímida posee ahora una luz capaz de hacer sombra a más de uno consagrado y con su última interpretación ha demostrado que no hay personaje o carácter, vivo o muerto, hombre o mujer (o ambas cosas a la vez) que se le resista.
CRÍTICA DE LA CHICA DANESA:
Einar Wegener (Eddie Redmayne) es un exitoso y joven pintor de paisajes que vive una vida de artista bohemio junto a su esposa y también pintora Gerda (Alicia Vikander), disfrutan de una placentera vida de casados, casi idílica, y que solo se ve ligeramente empañada por los fracasos de ella, que por más que lo intenta no logra que las salas de exposición se interesen por sus cuadros. De repente un día, debido a que la modelo que posaba para la pintura de Gerda no pudo aparecer, le pidió a su marido que se pusiera el vestido y posara para ella para poder terminar el retrato de la mujer, y entonces Einar empezó a darse cuenta de que algo que había permanecido oculto pero latente en su interior desde siempre empezaba a despertar. Pero el empujón definitivo que el pintor necesitaba para liberar su yo auténtico le llegó una noche en la que Gerda tenía una velada en casa de una amiga y el matrimonio decidió jugar a un juego que parecía que ya habían llevado alguna vez acabo antes; disfrazar a Einar de mujer y hacerlo pasar por Lili, una prima ficticia del pintor. Una vez allí, y siguiendo con el juego, Einar (en el papel de su falsa prima Lili) decide observar con tesón casi científico los gestos y la forma de moverse de las mujeres del lugar y comienza a replicarlo, en ese momento aparece un joven que se ha fijado en ella, Henrik (Ben Wishaw), y tras tratar de cortejarla durante un rato la besa…y a partir de ahí para Einar ya no hay vuelta atrás.
Los encuentros de Lili con Henrik se van sucediendo en los días siguientes mientras Gerda empieza a darse cuenta de que se están produciendo una serie de transformaciones en su marido que exceden ya aquél simple juego de disfrazarle de mujer…Lili empieza a ocupar el lugar de Einar y su esposa ve como su matrimonio que hace apenas una semana era cuasi idílico, se rompe por momentos. Llegados a este punto resulta imposible no hablar de la sublime aportación interpretativa de Alicia Vikande (El quinto poder, Operación U.N.C.L.E.), Gerda sufre un cambio en su vida casi tan grande como el de su marido, y la forma en que la actriz refleja el paso de la incredulidad perpleja a la ira y la tristeza y finalmente a la comprensión y al cariño, al desear la felicidad del otro ante todo… es sencillamente espectacular, es muy posible que Eddy Redmayne pueda eclipsarla por momentos con su absolutamente increíble interpretación, pero no sería tan impactante sin la contrapartida de su compañera de reparto. La transformación de Redmayne en Lili es sencillamente apabullante, incluso en la forma de mirar, los gestos de las manos, y como aún cuando trata de ser Einar se puede ver proyectada en su cara esa lucha interior por liberar su verdadero ser. Incluso cuando decide seguir hacia delante con su objetivo de convertirse totalmente en mujer (previo aviso del doctor de que las complicaciones de la operación podrían matarlo) su expresión y su modo de hablar reflejan de forma realmente humana ese cruce entre el miedo más absoluto y la valentía de persistir en su empeño. Simple y llanamente sólo puedo decir que pocas veces ante una pantalla de cine he tenido la sensación de estar ante una interpretación tan majestuosa y además de un personaje realmente complicado por la ingente mezcla de sentimientos que lo pueblan, este es uno de esos films que aunque no te sientas realmente interesado respecto a la temática que abarca o la historia en sí, has de ir a verlo porque si no te vas a perder una de esas interpretaciones que hacen época.
Cuanto menos La chica danesa es un film desconcertante, a veces incluso incómodo por como puede exponer las cosas en pantalla (aunque siempre hay un cierto sentido de la elegancia y una sensación de ternura latente que consiguen el tandem Redmayne-Vikande), profundiza en los personajes y en la caracterización de estos como ninguna otra cosa que haya rodado antes Tom Hopper, es una película que trata de poner ante el espectador una ambientación sinuosa, con esa elegancia que sólo los británicos saben imponer de forma tan suave y precisa y que alivia el tono eminentemente dramático de esta historia inspirada en hechos reales sobre la intimidad de la persona, la sexualidad y la identidad del yo más profundo.