La Eleanor Rigby del título poco tiene que ver con su homónima musical, por más que el guión se permita bromear sobre las circunstancias de quien lleva tan emblemático nombre. Ya que el cuarto y mitad de derechos de autor de canción de los Beatles se encuentra por las nubes las palabras salen, sin la más mínima entonación melódica, de la boca del personaje secundario cómico (Viola Davis) que alivia las penas de la protagonista (Jessica Chastain): ¿de dónde viene toda la gente solitaria? (All the lonely people, where do they all come from?) En efecto, en el momento en que se inicia la trama ambas tocayas tienen en común la soledad. Es entonces cuando la interfecta explica que no es ni mucho menos casual que ella se llame así. El profesor Rigby y su esposa, en un alarde de originalidad y sin calibrar los daños colaterales en forma de trauma adolescente, escogieron conscientemente para su hija el nombre de Eleanor.
A pesar de cierto toque ligero y del aura que desprende el cartel, encontramos, a medida que avanzamos en la narración, que lo que en un principio nos había parecido una comedia romántica se trata más bien de un melodrama o, a lo sumo, una comedia romántica con pretensiones de profundidad argumental. La bisoñez del realizador, Ned Benson, sale a relucir a partir de la hora de metraje, cuando la narración ágil que combinaba de forma precisa la crisis de pareja del presente con las secuencias felices del enamoramiento pretérito (al estilo de Blue Valentine, todo sea dicho) se transforma en un relato pausado, moroso y un tanto pedante. La respuesta al porqué de ese brusco cambio la encontramos indagando en las hemerotecas.
La desaparición de Eleanor Rigby que vamos a ver en los cines constituye el paso final de un proyecto que se inició el pasado año con el estreno en el Festival de Toronto de dos películas de igual nombre, una de ellas, con el subtítulo Él, narraba el proceso de ruptura sentimental de la pareja protagonista desde el punto de vista del componente masculino de la misma (James McAvoy), y la otra, Ella, lo hacía desde la perspectiva de la parte femenina (Jessica Chastain). Ambas fueron aplaudidas y el conjunto elogiado. Sorprendentemente el director decidió construir una tercera fusionando las otras dos para estrenarla en el Festival de Cannes.
Uno se queda con las ganas de ver esos dos filmes primigenios que con toda seguridad funcionan mejor por separado que en esta especie de monstruo de Frankenstein en que los han convertido. Es de imaginar que Jessica Chastain como productora, en su fuero interno, no debe de estar muy contenta con el resultado final. A pesar de todo esta actriz de presencia magnética, cuyo atractivo trasciende lo físico, es lo mejor de la cinta y suficiente aliciente para acercarse al cine. Ella, y una reflexión que saluda su paso rotulada en un muro: el amor no se añora en segundos, se añora en kilómetros.
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La desaparición de Eleanor Rigby
Dirección y guión: Ned Benson
Intérpretes: Jessica Chastain, James McAvoy, Viola Davis
Música: Son Lux
Fotografía: Christopher Blauvelt
Duración: 123 min.
Estados Unidos, 2014