Crítica de “La gran apuesta” (2015)

Publicado el 28 enero 2016 por Manuzapata @vivazapatanet

Esto, que parece un chiste, sucedió realmente. Michael Burry (Christian Bale), un fulano con pinta de autista y un ojo de cristal, va a Goldman Sachs en 2005 (sí, los mismos que la semana pasada pagaron 5.100 millones de dólares para cerrar el caso de las hipotecas basura) y les pide un crédito de 100 millones para comprar a la baja bonos (basados precisamente en hipotecas) que vendía el propio banco; esto es, apostar en contra del mercado inmobiliario estadounidense. Para que la inversión fuese productiva cientos de miles de personas tendrían que dejar de pagar el gravamen sobre su vivienda, algo que nunca había sucedido. Los gestores de la entidad se frotan las manos al grito de: “esto es Wall Street, si nos ofrecen dinero gratis, lo cogemos”. Ellos desconocían algo que Burry tenía meridianamente claro: la triple A concedida a estos productos financieros era totalmente ficticia ya que se habían cocinado con activos de pésima viabilidad (las famosas hipotecas sub-prime), pero la actitud negligente de las agencias de calificación otorgándoles la máxima nota ocultaba esta sangrante realidad.

A los corredores de bolsa les encanta utilizar términos confusos, como los del anterior párrafo, para hacernos pensar que ellos son los únicos que pueden hacer lo que hacen. Para explicar todo este galimatías en román paladino aparece Margot Robbie, la rubia esposa de Leonardo Di Caprio en El lobo de Wall Street, dentro de un estimulante baño de espuma y glosa, en palabras sencillas y de forma explícita y gráfica, toda esta jerga y los pormenores de la operación de Burry.

La gran apuesta cuenta cómo, en los años de bonanza, mientras todos nos divertíamos inconscientemente, unos cuantos tipos raros advirtieron lo que nadie más, ni siquiera los expertos, fue capaz de predecir: la burbuja inmobiliaria que iba a hacer estallar la crisis financiera mundial de 2008.

 

La eficacia e inteligencia de este guión ha vertebrado una estructura que salpica con tres jugosas metáforas y otras tantas citas hirientes la compleja verborrea económica que supura el filme para hacer llegar de forma llana al espectador el meollo del asunto. Y toda esa palabrería aparece aderezada con un lenguaje audiovisual audaz, un montaje sincopado, cortante, epatante, pero completamente al servicio de lo narrado, una banda sonora rompedoramente avasalladora con Metallica, Guns´n´roses, Led Zeppelin o Neil Young y una vena juguetonamente metalingüística con el espectador, además de un impagable elenco encabezado por dos bestias de la interpretación como el inimitable Christian Bale y el camaleónico Steve Carell.

 

Nunca hubiéramos esperado esto de Adam McKay, un tipo que dirigía comedias absurdas a mayor gloria del estrafalario Will Ferrell. Nadie imaginaba, antes de verla, que tuviésemos entre manos una de las películas del año. Nos hemos tenido que quitar el sombrero y hacer una reverencia ante el fantástico, brutal e irónico relato del por qué de la situación económica que sufrimos. Una auténtica obra maestra que ha sabido convertirse en el reverso sarcástico de Inside Job o Margin Call para dejarnos con la sonrisa congelada.

 

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.

Copyright imágenes  © Plan B Entertainment, Regency Enterprises. Cortesía de UIP España. Reservados todos los derechos.

La gran apuesta

Dirección: Adam McKay

Guión: Charles Randolph y Adam McKay, basado en el libro de Michael Lewis

Intérpretes: Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling

Fotografía: Barry Ackroyd 

Duración: 130 min.

Estados Unidos, 2015