Zatoichi (Beat Takeshi) es un masajista ciego, un extraordinario jugador de dados y un experto en el uso de la katana que lleva escondida en su bastón. Cuando llega a un pueblo dominado por un clan que extorsiona sin piedad a sus ciudadanos, se ve obligado a hacer uso del acero para proteger un par de geishas que quieren vengar la muerte de sus padres. Los criminales contratan al Ronín Hattori (Asano Tadanobu), como guardaespaldas para protegerles de la amenaza que se cierne sobre ellos.
La cinta es un recital de escenas de acción entre el samurái y sus enemigos, no escatimando en verse amputaciones, chorros de sangre, etc. como buena peli de samuráis que se precie. Es cierto que el uso de los efectos en ocasiones parece bastante falso a la vista, pero al final te acostumbras a tanta sangre virtual y puedes disfrutar sin problemas.
Zatoichi no es un hombre de muchas palabras, ya habla por él su espada. El samurái se rodeará de una serie de personajes a cual más carismático que darán toques de humor muy divertidos a la película. Yo destaco al ludópata del juego de los dados Shinkichi. Hay una escena graciosísima que pintan unos ojos abiertos a Zato para confundir a los enemigos y pasar desapercibidos entre ellos.La película ofrecerá unos minutos más dramáticos con la historia de las hermanas Geisha, la cual desencadenara la intervención del masajista y la frustrante vida del Ronin y su mujer enferma, que por necesidad deberá ofrecerse como guardaespaldas del clan enemigo de Zatoichi.
Otra de las maravillas de Kitano es la incorporación de momentos musicales, con unos campesinos que cavan al ritmo de la banda sonora o un espectacular final en el que los personajes se lanzan a bailar para dar una despedida a la película súper divertida.