La premisa se centra en Maggie Hardin (interpretada por una estupenda y carismática Greta Gerwig), una mujer de treinta y tantos que se encuentra en la encrucijada de su vida. Es encantadora y optimista, ha triunfado en su carrera en la educación y tiene amigos estupendos, pero le falta algo. Su sensible naturaleza la ha llevado a decidir que, al no tener un gran amor en su vida, concebir un hijo por sí misma. Cuenta con el apoyo de su mejor amigo, Tony (Bill Hader), a quien estuvo sentimentalmente unida cuando estaban en la universidad, y de su mujer, Felicia (Maya Rudolph), con quien trabaja en la New School, en Nueva York. Cuando se topa con un viejo conocido de la universidad, Guy, un emprendedor inteligente y bueno, aunque algo extravagante, Maggie llega a la conclusión de que es el donante ideal para su futuro hijo. La vida de Maggie está perfectamente planificada, organizada y calculada.
Por otro lado, John Harding (encarnado por Ethan Hawke) también atraviesa una crisis. Es un profesor universitario inteligente y sensible, que imparte complicados cursos sobre temas antropológicos, que aspira a convertirse en novelista de ficción y se siente insatisfecho en su matrimonio con Georgette (interpretada por una fantástica Julianne Moore), una académica competitiva. John siente que está viviendo la vida de otra persona, está completamente perdido en lo más recóndito de su mente y siente que vive su vida totalmente a la sombra de su cónyuge.
Cuando John conoce a Maggie conecta con ella mientras hablan de su intento de escribir una novela, creándose en primer lugar una atracción dinámica, que despierta la creatividad de John, y luego, una pasión sentimental, ya que se enamoran inesperadamente. En referencia a Maggie, podría decirse que es la primera vez que se enamora profundamente, de una manera que no puede articular, ni cuestionar, ni resistirse.
En contraste con aquel plan original, la película nos sitúa dos años más tarde, con Maggie y John casados, con una hija en común, Lily, y además teniendo que lidiar con las complejidades de su nueva familia, a la que hay que sumar los hijos de John y Georgette, Justine y Paul, descubriendo que en el juego de la vida, nada sale nunca según lo planeado.
Su directora, Rebecca Miller, nos propone una comedia romántica inteligente, sofisticada y totalmente moderna, que se rebela contra las convenciones del género, en el que nada es perfecto ni estereotipado, ya que en ella los personajes se enamoran, se desenamoran y se reencuentran, desarrollándose situaciones emocionantes y con cierto grado de patetismo, que le otorgan un toque cómico; tal como la vida misma. A medida que Maggie va formulando un plan y luego otro, descubre que en la vida no se trata de tenerlo todo planificado, y que lo importante es el viaje. La vida no es como organizar el cajón de los calcetines, está repleta de responsabilidades y tienes que hacerlo lo mejor que puedas, vivir con sinceridad. Ella se da cuenta que no puede realmente controlar su vida, ni la vida de los demás, teniendo que ceder al misterio del universo y dejándose llevar por los caprichos del destino. Asimismo, cabría mencionar que en un matrimonio no hay normas estrictas, al igual que en las relaciones sentimentales. La película explora de forma acertada la interdependencia en el matrimonio, la amistad, las relaciones paternofiliales y la comunidad, mostrando las distintas formas que tiene la gente de definir la familia y de relacionarse entre sí. De algún modo, los seres humanos tienden a juntarse, ayudarse mutuamente y crear comunidades; en resumidas cuentas, “Maggie’s plan” ofrece numerosas versiones de lo que puede ser una familia moderna.
LO MEJOR: Todos los actores (sobretodo una carismática Greta Gerwig) y la forma en que la historia se rebela contra las convicciones románticas, en el que nada es perfecto ni estereotipado.
LO PEOR: Su ritmo algo lento y su sencillo guión que acusa una falta de frescura en una fórmula algo manida.
PUNTUACIÓN: ★★★