Crítica de "Monsieur Chocolat", dirigida por Roschdy Zem

Publicado el 20 abril 2016 por Coverset @Cover_Set

ARTÍCULO POR ENRIQUE LÁZARO
LA TRAGEDIA DE SER CÓMICO DE  CIRCO
Título: Chocolat. Director: Roschdy Zem. Intérpretes: Omar Sy, James Thierrée, Clotide Hesmer, Olivier Gourmet, Frédéric  Pierrot, Noémie Lvovsky. Genero: Tragicomedia. Nacionalidad: Francia 2016. Distribuidora en España: Vértice 360. Fecha de Estreno: 29/04/2016.Nota: 3/4
Sinopsis: Historia del payaso Chocolat (Omar Sy), el primer artista de circo negro en Francia, que tuvo un enorme éxito a finales del siglo XIX. Fue también el primero en hacer publicidad, el mismo que inspiró a otros contemporáneos de la Belle Époque como Toulouse Lautrec o a los hermanos Lumière participando en varias de sus primeras películas. Junto con el payaso Foottit (James Thierrée), ambos fueron pioneros en crear un dúo entre un payaso “Carablanca” y un payaso “Augusto” negro, convirtiéndose en el perfecto producto de su tiempo. Chocolat nació en Cuba bajo el nombre de Rafael Padilla, aproximadamente en 1865, y siendo niño se trasladó a Europa. En España trabajó como sirviente, como limpiabotas, como obrero en la mina… El destino le llevó a Francia, a trabajar en el circo. Pasó de ser esclavo a ser un hombre libre, del circo al teatro, y del anonimato a la fama. 

El director Roschdy Zem (Days of Glory, Point Blank), logra una realización y narración adecuada (quizás un tanto lastrada en su metraje), para hacer más que un biopic que es como se denominan a este género que se basan en la vida de personajes reales, un retrato dramático de el mundo circense de aquella época y sus protagonistas.
Bien interpretada por su dúo protagonista Omar Sy y James Thierrée, logran ese ambiente de ilusiones de circo y fama con las que van subiendo sus personajes, para marcarlos al final al descenso, celos personales y tragedia personal que suelen marca a los cómicos.
Cae en algunos clichés de emotividad y sensibleria algo fáciles, pero que el espectador perdona por esa nostalgia que despierta la historia y pasa de la sonrisa a dejar un pequeño sabor amargo y triste.