Crítica de "Only God Forgives" (Solo Dios perdona)

Publicado el 04 agosto 2013 por Danny @danielbermeo



5.5/10 Polémica, y mucha, ha generado la última película del danés Nicholas Winding Refn: "Only God Forgives". Abucheada en Cannes, despreciada por un sector de la crítica, mientras que endiosada por otros, el film ha sido de esas propuestas catalogadas como "la odias o la amas". Me cuesta mucho ubicarme en un polo, porque si bien hay cosas que me han parecido insufribles, hay otros elementos que han parecido soberbios y al realizar una clasificación simplemente me quedo a medias.
La historia de desarrolla en Bangkok. Allí Julian, un fugitivo de la justicia estadounidense, dirige un club de boxeo tailandés que actúa como tapadera para su tráfico de estupefacientes. Su madre, jefe de una amplia organización criminal, desembarca procedente de Estados Unidos para repatriar el cuerpo de su hijo favorito, Billy: el hermano de Julian ha sido asesinado tras haber masacrado salvajemente a una joven prostituta. Llena de odio y venganza, exige a Julian la cabeza de los asesinos. Julian deberán entonces enfrentarse a Chang, un extraño policía jubilado, adulado por los demás policías.
Desde tiempos mitológicos la venganza siempre ha sido una de esas historias tan atractivas y mórbidas para el ser humano. Conocer el final de un grupo de seres que hicieron daño a otras personas siempre provoca atracción ya que por naturaleza somos seres curiosos. En "Only God Forgives" el tema principal es la venganza. Otros dirían que es la violencia, lo cual es aceptable, pero la violencia es simplemente el acompañamiento perfecto de lo cual lo vengativo se enorgullece. La película es un suculento plato hipnótico sobre la dignidad y la redención, la expiación de las culpas e incluso una lucha exhaustiva por el honor. Mediante la utilización de una puesta en escena maravillosa, Refn nos transporta a una historia oscura, lúgubre, siniestra, que habita entre las sombras de lo prohibido y postula un llamado de atención a los tiempos recurrentes, donde a modo de equilibrio, aparecen justicieros con la misión de resarcir lo que el mismo hombre ha creado.

Los personajes de la película son seres sin escrúpulos, pecaminosos, carente de cualquier valor, mas muy arraigados a lo que la familia se refiere. En el inicio, Billy, incitado por motivos extraños expresa su deseo de fornicar con una adolescente. Su deseo no es cumplido y sufre las consecuencias de un acto vandálico. Luego, en la habitación de un motel, asesina de manera despiadada a otra joven. El ciclo no se cierra y Billy es asesinado por el padre de la joven, de manera brutal y salvaje como él lo hizo. Este es el preámbulo para una odisea de crímenes que se desatarán a partir de entonces. Gosling interpreta a Julián, otro ser extraño, un ser al que difícilmente pueda uno penetrar y entender su psicología. Él no lo permite, y ni incluso al final llegamos a comprender con exactitud mucho de sus movimientos, actitudes o ideas. Atormentado por una personalidad de complicada envergadura, en la que incluso su madre expresa deseos caducos para moldear, Julián será el encargado de llevar a cuestas una película destinada a la tragedia desde el primer minuto. La madre de Julián (interpretada por una excelente Kristin Scott Thomas) manifiesta una autoridad manipuladora sobre sus séquitos, y guiará hasta la máxime sus esfuerzos por honrar la memoria de su hijo asesinado. Y es este, uno de los principales planteamientos que el film sostiene: el honor familiar. Pero ¿se esconde acaso algo más siniestro y perturbador sobre esa máscara? Posiblemente. El film juguetea con la idea del incesto en más de una ocasión, revoloteando por medio de imágenes y unos que otros diálogos contundentes que exaltan la imaginación... Huele a tragedia griega ¿no? Quizás Winding Refn ha querido homenajear al género, pero dándole su toque personal, ese sello que lo caracteriza y por lo cual es tan amado u odiado. Pero lo ha querido combinar con otros géneros, tal cual es la historia samurái. Muchas referencias me hacen pensar en ello, y el personaje interpretado por Vithaya Pansringarm cumple la labor de ser esa especie de antihéroe logrando estar un paso adelante de todos, misterioso y sin escrúpulos, como el verdugo autoimpuesto, tratando de hacer justicia a su modo. En fin, que utilizando potentes imágenes y una puesta en escena más que elogiable, Winding Refn nos trata de ofrecer un manjar interesante, y que, en otros casos, a través de otra forma, me hubiera resultado dulce, pero lamentablemente hay algo que no me cuadra en todo el enrollo. 

El exceso de planos artísticos, cargados de una pretenciosidad delirante hacen que el objetivo principal de "Only God Forgives" sea desvirtuado y no llegue con la potencia necesaria, y en los peores casos, el mensaje no pueda captarse de manera justa. Hay una redundancia de escenas y el tono de previsibilidad se hace eco, también, transcurrida la primera media hora. Pese a que no aburre, hay la sensación de que todo se alarga en exceso; un cortometraje hubiese sido, a lo mejor, mucho más disfrutado. A la final existe la sensación de que fue un buen intento quedado a medias, luchando entre la poesía que ofrecen las imágenes, (muy bien cuidadas, por cierto) y una historia redonda que no consigue plasmarse con la exactitud necesaria. La violencia es la excusa perfecta para una historia que en otros casos hubiera brillado, no es gratuita, a diferencia de otros directores que la utilizan como mero espectáculo visual. Mientras en "Drive", asistíamos a la que quizás sea su mejor película, muy alejado de sus antecesoras cintas, este supone el regreso a "su cine", y desafortunadamente hubiera preferido una evolución de lo anterior. Lo cierto es que, mientras más hablo de ella, y nado entre los recursos ofrecidos y la manera de presentarlos, nace una inquietante curiosidad por revisionarla. La polémica está servida.