

En relación al auge de los clubes cannábicos en España, el director Alberto Utrera con su opera prima titulada "Smoking Club (129 normas)", nos sumerge de pleno en uno de esos clubes, situado en Madrid, a través del cual, siempre en clave de comedia, quiere hacer llegar al espectador una interesantísima reflexión alrededor de la libertad del ser humano y, por supuesto, la legalidad de la hierba. La premisa se centra en Óscar, un hombre cerca de los cuarenta años que, tras una crisis vital, deja su trabajo de funcionario y a su novia para montar un club de fumadores de cannabis junto a un amigo de la universidad, el abogado Danny, con una solo norma básica: "El club es un espacio de libertad, un lugar donde refugiarse del mundo y sentirse libre"... Esta norma resulta ser algo incierta, por lo que tienen que incluir 128 más que garanticen la libertad que tanto quieren ofrecer a sus clientes. El problema viene cuando desaparecen 3 kilos de marihuana que no debían estar allí.

Conviene subrayar que a pesar de ser el primer trabajo de su director, y de haber contado con bajísimo presupuesto, la película atesora una gran calidad técnica, dejando ver una producción mimada al detalle; y que además, se nutre de un elenco coral en estado de gracia, sobre todo de un Rodrigo Poisón, Jimmy Castro y Natalia Mateo maravillosos. La enrevesada premisa de "Smoking Club" nos presenta unos personajes pintorescos, como el jefe que atraviesa la crisis de los 40, así como la anciana facha y racista, pasando por la pija con pocas luces, el 'chulito' que quiere impresionar a la chica guapa, hasta el nerd 'sabelotodo' y acomplejado. Al mismo tiempo, apuesta por la mezcla de géneros aparentemente contradictorios, sirva como muestra evidente el hecho de imbuir más de un centenar de normas a un espacio que se autodenomina de "libertad"; asimismo, juega con elementos de la tradición española del esperpento, conjugados ingeniosamente con acción deudora del cine 'guyritchiano', con puntos en común con el ya considerado clásico moderno "Lock & Stock" (Lock, Stock and Two Smoking Barrels, 1998), y en el que también puede recordar vagamente al estilo que siempre imprime Alex de la Iglesia en todas sus películas.
LO PEOR: Se queda a medio camino en su desfase superfumado.
PUNTUACIÓN: ★★★
Fuentes:
Imágenes cortesía de #ConUnPack
http://conunpack.com