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Crítica de TV: 'Drácula', la pálida reinvención del mito del canal NBC

Publicado el 31 octubre 2013 por Lapalomitamecanica
Torpe resurrección televisiva del no-muerto por excelencia Crítica de TV: 'Drácula', la pálida reinvención del mito del canal NBC

Nota: 4 Encabezando una línea revisionista de los clásicos en la pequeña pantalla, iniciada hace un par de años por la inofensiva Érase Una Vez, perpetuada hace escasas semanas por la aún más decepcionante Sleepy Hollow y a la que seguirá en 2014 Penny Dreadful, esta nueva versión de Drácula no llega para acercar la eterna obra de Bram Stoker a las nuevas generaciones, tampoco para servirse del magnetismo y contundencia de uno de los mejores personajes de la historia, sino como resultado de la falta de ideas y saturación que sufre la ficción catódica de nuestro tiempo. De no ser así, no se entiende de otra forma que, para sacar adelante este pastiche de conspiraciones, venganzas y sociedades secretas, su creador debutante Cole Haddon haya optado por encajar en la ecuación a un personaje que, en teoría, ya trae el interés puesto desde casa. Por desgracia, lo que molesta de la última apuesta del canal NBC no es realmente una recolocación extremadamente conveniente de los elementos fundamentales de la obra de Bram Stoker, sino que dicho sacrilegio nos llegue sin el respaldo de medios necesarios y la sensación de que no se ha explotado adecuadamente a su personaje central. A priori, la elección de un intérprete más bien bajito, aunque de innegable magnetismo, se nos antojaba como una elección muy consecuente con la realizada por Coppola con Gary Oldman hace más de dos décadas. Pero si la película de 1992 aún permanece como el mejor exponente audiovisual de esta historia, es debido a la personalidad estética de la que dotó el cineasta a su criatura, un espíritu que no se aprecia por ningún lado en esta última revisión, en la que Drácula se parece más a El Gran Gatsby que al señor de la noche al ser retratado como un excéntrico mecenas que desembarca en Londres, recién llegado de Estados Unidos, para dedicarse a dar fiestas monumentales, tontear con señoronas en la ópera y, cuando saca un rato, ir asesinando a los miembros de La Orden del Dragón, cuyos ancestros acabaron con la vida de su amada siglos atrás.


Crítica de TV: 'Drácula', la pálida reinvención del mito del canal NBC Que esto iba a ser una nueva versión ya lo sabíamos, de ahí que tampoco moleste la distinta posición de la que gozan personajes a los que creíamos conocer al dedillo, como un Jonathan Harker (Oliver Jackson-Cohen) reconvertido en periodista o una Mina (Jessica de Gouw) más acorde a nuestro tiempo, que estudia medicina codo con codo con el profesor Van Helsing (Thomas Kretschmann). Los problemas llegan con la otra innovación de la historia, la que presenta a un grupo centenario, infiltrado entre chaquetones y corsés en la élite londinenese, que se dedica a mantener el orden social, controlar los mercados y, como actividad adicional, limpiar las calles de vampiros. Por si fuera poco, el plan del protagonista tampoco pasa por ir matando silenciosamente a cada uno de sus miembros, como sería propio de una bestia inmortal y con colmillos, sino por derrumbar su imperio económico, sirviéndose de su privilegiada mente vampira para desarrollar avances que dejen obsoletos los recursos de sus rivales. Tan rocambolesco como suena. Más allá de las carencias argumentales, que deberían ser de por sí imperdonables teniendo semejante material entre manos, donde verdaderamente muestra sus cartas Drácula es en un pobre aspecto visual. La paleta de la serie está saturada de rojos, negros e incluso la labor de iluminación es bastante loable, pero más allá de ese ABC vampírico no encontramos ningún atisbo del buen gusto y elegancia que se le presupone al chupasangre por excelencia. Porque mencionar a Nicola Tesla o a Jack el Destripador no es fabricar un contexto tecnológico y científico adecuado de la misma forma que ralentizar una escena no es lo mismo que otorgarle estilo. Drácula no es que falle únicamente en un aspecto tan fundamental como es la recreación de una Inglaterra victoriana palpable y creíble, sino que lo hace de forma aplastante en su ejecución, presentando a los personajes sin ningún virtuosismo, como librándose de un marrón, y alternando la narración con escenas de pretendido tono erótico y secuencias de acción que ni pasarían el corte de un videoclip de Marilyn Manson.
Crítica de TV: 'Drácula', la pálida reinvención del mito del canal NBC En definitiva, esta nueva versión del mito se nos antoja tan innecesaria como ridícula, más cerca de un espectáculo teatral bizarro que de la gran historia de amor, asesinato y venganza que pretende ser. En medio del desfile de deconstruccionismo nos encontramos a un Jonathan Rhys Meyers que, con la herencia de una labor intachable en Los Tudor, intenta aportar algo de dignidad e interés al rol central para acabar lastrado por malas decisiones estéticas y artísticas. A pesar del despropósito, su estreno cosechó a unos más que decentes 5.2 millones de espectadores en NBC, lo que le ofrecerá a su showrunner Daniel Knauf la posibilidad de recrear algo del magnetismo del que hace gala su obra mas célebre, Carnivale, a lo largo de los 10 episodios planeados para la primera temporada de este Drácula de mandíbula floja.

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