Nota: 5
El temprano final de 24: Live Another Day, tras doce episodios igual de trepidantes que los de antaño, ha servido para dejar en evidencia lo huérfanos que estamos de héroes de acción en la pequeña pantalla. Dentro de lo que podríamos considerar un tono dramático lo suficientemente potente como para introducir sus propuestas en las ligas mayores, el productor Howard Gordon parece el único empeñado en llenar dicho hueco. Creador no sólo de 24 sino también de Homeland, al mismo tiempo que se agotaba la premisa de la serie de Carrie Mathison (que aún así regresará un cuarto año), Gordon ha decidido diversificarse más que nunca. Hace tan sólo dos meses nos traía la exótica Tyrant, hasta cierto punto recomendable, mientras que ahora naufraga con Legends, un anodino intento por repetir el éxito de la ficción de Jack Bauer.
El análisis de su episodio piloto, tras el salto.
El título de Legends, en lugar de hacer referencia al estatus del que goza en el mundillo del espionaje el personaje al que encarna Sean Bean, ya un habitual de la pequeña pantalla desde que su Ned Stark quedara grabado en nuestras retinas, es el término utilizado en esta serie para referirse a las falsas identidades que se crea su protagonista antes de afrontar una misión de encubierto: las leyendas. En ese sentido, podríamos decir que la crisis de identidad es el eje en torno al que gira la serie desde su mismo planteamiento, sin que el realizador televisivo David Semel sepa en ningún momento jugar adecuadamente con el drama o sacarle partido a sus escenas de acción.
De forma similar aunque aún mas perezosa de la vista en Desafio Total, el agente secreto y padre de familia Martin Hodom comienza a preguntarse quién es realmente, aunque sin que semejante dilema le impida desactivar una célula terrorista por el camino. Y es que no es sólo que el drama personal de Martin se conforme a base de miradas en el espejo y a la acuciante presencia de un vagabundo acosador, en la línea de El Mensajero del Miedo, sino que el creador no ha querido prescindir del talante procedimental de la propuesta y ha prestado más atención de la debida a la ultima misión del operativo en lugar de a su propia cruzada.
Contra todo pronóstico, tampoco podemos decir que la encarnación de Bean sea digna para el recuerdo. Su aparición con el piloto automático puesto nos recuerda más a los roles alimenticios que suele aceptar en telefilmes de más diverso pelaje (y donde suele morir pronto) que a un personaje con corazón o personalidad propia. El actor que encarnó al agente 006 en Goldeneye tampoco se ve respaldado por el elenco secundario, que resulta de lo más discreto, donde apenas destaca Ali Larter, capaz de dar vida a una striper y a una súper agente de una escena a otra sin despeinarse.
Visto lo que ofrece Legends, no nos extraña que Gordon se resista a dejar partir al irrepetible Jack Bauer. Aunque el intento luce lo suficientemente bien como para resultar atractivo al fan de la adrenalina televisiva, la nueva serie del canal TNT adolece de cualquier chispa o elemento diferenciador y se convierte en otro producto prefabricado y descafeinado con superpolicía al frente, como las recientes y mal paradas Almost Human o Intelligence, en el que nunca ha existido la intención de crear ninguna leyenda.