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Crítica de TV: 'Tyrant', el nuevo thriller político de los creadores de 'Homeland'

Publicado el 28 junio 2014 por Lapalomitamecanica
La herencia de un tirano
Crítica de TV: 'Tyrant', el nuevo thriller político de los creadores de 'Homeland'
Nota: 7
Bassam "Barry" Al Fayeed (Adam Rayner) es un afable pediatra que reside en una urbanización de clase media de esas que podéis encontrar situando el dedo al tuntún por el mapa de Estados Unidos. Su rutina diaria consiste en atender a sus clientes, normalmente madres y padres sobrepreocupados por la tos de sus querubines, mientras lidia con la rebeldía de sus dos hijos adolescentes y, en general, disfruta de una existencia bastante ordinaria junto a su bella esposa, también doctora. Pero para su desgracia, la vida de Barry es mucho más compleja que todo eso, ya que se trata del hijo de un dictador árabe, emigrado a Estados Unidos dos décadas atrás para huir del horror y la corrupción que su padre estableció en su país de origen. Ahora, con motivo de la boda de su sobrino, el temido regreso es tan inevitable como incierto el periodo de estancia.
Animado sin duda por el éxito de Homeland, el guionista y creador israelí Gideon Raff (también responsable de Hatufin), siempre respaldado por el productor Howard Gordon (24), ha encontrado en Tyrant su apuesta más fuerte hasta el momento: una serie compleja y densa, con mucho que asumir tanto a nivel personal como en su dimensión contextual, pero por la que merece la pena el esfuerzo. Y es que, al igual que hizo en sus comienzos y de forma subliminal la ficción protagonizada por Carrie Mathison y el sargento Brody (antes de irse al cuerno en la segunda entrega), su principal misión consiste en establecer una paleta de grises en torno a temas que tradicionalmente han exigido un posicionamiento claro por parte de cualquier espectador.
Crítica de TV: 'Tyrant', el nuevo thriller político de los creadores de 'Homeland'
Si en la primera temporada de Homeland tuvimos que afrontar la dualidad del personaje de Damien Lewis, un soldado norteamericano presuntamente convertido a la causa yihadista, en Tyrant podríamos decir que se da la situación inversa. Con matices, obviamente. No en vano, este episodio de introducción navega entre dos líneas temporales: la actual, con el protagonista y su familia norteamericana en pleno contraste con su país de origen, y un flashback muy concreto de la infancia de Barry en el que somos testigos del férreo y cruel adoctrinamiento de su padre tanto a él como a su hermano Jamal, este último llamado a suceder a su padre al mando. A su regreso, Jamal no sólo se pavonea cual mafioso con su deportivo de lujo, sus puros cubanos y la carta blanca para violar mujeres que le proporciona su escolta de agentes secretos, sino que su talante cruel está acelerando de los ecos de la revolución árabe en el país, postergada gracias a un tardío cambio de perspectiva en la mentalidad del ya moribundo tirano y sostenida por la actitud cómplice del embajador norteamericano (Justin Kirk, de Weeds).
El miedo al regreso, el peso de la herencia y, en general, una perspectiva radicalmente diferente de problemáticas mundanas son otros de los ejes sobre los que gira Tyrant, que se basa exclusivamente en su exótico contexto y en una mirada sin tapujos al mismo para atraer el interés del espectador. Y es que tampoco podemos decir que la interpretación protagónica del bastante occidental Adam Rayner sea la propia de un fuera de serie, pero su encarnación del temeroso y dubitativo Barry sí es lo suficientemente convincente para que la suspensión del relato bajo su figura no haga aguas; todo apoyado por una factura técnica lo suficientemente grandilocuente y sobria para la ocasión, a cargo del cineasta David Yates (Harry Potter y las Reliquias de la Muerte).
Crítica de TV: 'Tyrant', el nuevo thriller político de los creadores de 'Homeland'
Como es costumbre a la hora de afrontar un capítulo piloto, los puntos más flojos del episodio llegan con la dimensión personal de los personajes secundarios, a los que aún no conocemos lo suficientemente bien como para alcanzar el grado de empatía pretendido. No sólo el carácter exigente de la esposa de Barry ante el hermetismo de su marido es tan comprensible como molesto, sino que los constantes desplantes de su hijo mayor prometen convertirse en un grano en el culo para su padre y los espectadores. Por si fuera poco, la serie insinúa de forma bastante clara la tendencia homosexual del joven, avanzando un conflicto cultural que a buen seguro servirá para rellenar más minutos de los deseados en la trama.
Puede que el primer episodio de Tyrant no haya llegado al canal FX con la contundencia que nos hacía esperar su prometedora premisa, pero ello no quita para que su potencial aún siga inalterable y podamos hablar sin tapujos del estreno más interesante de la recién iniciada temporada de verano, donde ya hemos asistido a flojas propuestas con ángeles de protagonistas (Dominion, secuela de Legión) o militares cuadriculados al borde del apocalipsis (El Último Barco) y aún esperamos con ansia el estreno de la ficción de Guillermo del Toro, Nocturna. Porque la revolución aún no ha llegado, pero se siente en el aire, en el ambiente y en el tono, y no querréis estar en otro sitio cuando finalmente estalle. 

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