Con
Brooklyn Nine-Nine empiezo a dar mis primeros pasos en este blog. Una serie que cumple dos temporadas en el calendario de este 50% gallego llamado Jorge. Me encargaré de sus
reviews semanales y espero defraudar tan poco como lo ha estado haciendo hasta ahora
Brooklyn Nine-Nine conmigo. No voy a alargarme con las presentaciones y voy a ponerme al tajo directamente, así que a partir de aquí comienzan los
SPOILERS (
El que avisa no es traidor):
Este es sin duda uno de los especiales que más me ha gustado de
Brooklyn Nine-Nine. Pensaba que iba a ser el típico capítulo de
Halloween que por estas fechas se pone de moda en cualquier serie, pero no.
Para empezar, l
a típica americanada del truco o trato del Sargento con los cubos de gominolas y Gina que se escurre, como no podría ser de otro modo. Pero de lo que no me acordaba era del
pique que tenían el
Capitán y
Jake desde el año pasado, cuando Jake consiguió robarle la medalla. Ahora no se le ocurre otra cosa que quitarle el reloj en sus propias narices, pensé. Pero claro, ahí había una trama montada por el ingenioso Jake que cualquiera se lo esperaba:
hacerse colega de un delincuente de finas artes para quitarle al Capitán el reloj. ¿¡A quién se le ocurre!? A él y a mí, y así nos ha pasado. Todo muy fácil y simple, todos en la comisaría compinchados. Y el majadero del hurtador me ha dejado con la boca abierta con el cambiazo de los relojes, sublime. Pero cuando llegan al bar, pasa lo esperado,
ni reloj ni nada, una notita y rescate. Pero a partir de ahí empieza a ocurrir lo extraño:
la grúa se lleva el coche, Boyle desaparece (aunque conociendo su eficacia, no es de extrañar) y, por último,
a Jake le pilla la poli. A mí se me cayó el alma cuando le vi sentado en comisaría, sin el reloj y después de que el Capitán le dijese que se lo había dado el padre de su novio antes de morir. Estaba echo un manojo de nervios. Pero como ya he dicho antes, Jake y yo nos hemos llevado un zas en toda la boca.
El Capitán lo tenía todo planeado, el maldito. Rosa vestida de gata y él mismo dándole su merecido a nuestro arrogante Jake ha sido sublime y por no hablar de Scully y Hitchcock vestidos de osos… Me he estado riendo un buen rato de esos dos elementos (soy fan de Scully, definitivamente).
Y el final con Gina y el Sargento bailando ha sido el remate perfecto. Tengo que decir que
cuando Gina ha dicho que tenía problemas he pensado rápidamente en Boyle, pero no… Otra vez será, de momento me quedo pensando en la próxima que le lía el Capitán a Jake, o al revés, qué sabemos…
Pero no puedo acabar esta
review así, echo en falta algo y lo acabo de mencionar cuatro líneas más arriba. Necesito más de esa relación que nos venden como un "solo es sexo" entre Gina y Boyle. No pido la luna y tampoco que nos saturen en cada capítulo, pero sí que nos lo dosifiquen, porque está claro que no va a acabar ahí la historia y
estoy seguro que es uno de los ases en la manga de la serie, pero por Dios, que nos den más. Y hablando de cabos sueltos, otra historia que lleva haciendo amagos desde el principio de la serie es el amor imposible de Jake y Amy. Espero que la aparquen o al menos que se la curren un poquito más porque me parece un poco
mainstream. Pero de todas formas no son dos historias que, digamos, sean el pilar fundamental de la serie, se pueden hacer muchas cosas más sin tener que recurrir a lo básico, tal y como han hecho con el capítulo de este lunes.
Esta serie sin duda necesita giros inesperados al final de cada capítulo y seguir sobre todo mostrándonos las relaciones que hay entre los personajes que, para mí, son el combustible fundamental de
Brooklyn Nine-Nine. Todos los personajes, hasta Scully y Hitchcock son imprescindibles, estoy seguro que
si quitasen a uno se cambiaría la dinámica de la serie y eso es lo que más me gusta, que se necesite a todos para poder avanzar.
Jorge (@JorgeJP_5)