Si pensábamos que el capítulo anterior nos había sorprendido, es que no habíamos visto todavía el segundo. No es que me haya gustado, es que me ha vuelto loca. En el sentido más literal de la palabra.
(¡Spoilers!)
No sé vosotros, pero yo me pasé la hora y media no solo en tensión, sino angustiada. Sherlock Holmes ya era un drogadicto desde hace muchísimo antes de este capítulo, pero nunca había llegado a este nivel. Al nivel de estar completamente ido. De imaginarse cosas, de no imaginárselas, de no saber si se las está imaginando o no. De subirse por las paredes. De disparar a la pared sin motivo, bueno, eso en concreto sí.
Lo que no me gustó tanto es que reapareciera Mary justo al inicio del capítulo, haciéndonos pensar, aunque solo fuera durante unos segundos, que estaba viva. No sería la primera vez que la serie revive a uno de sus personajes principales. Y ya me había dado tiempo a arrepentirme de lo mucho que les odié cuando la mataron.
Podríamos decir que toda la historia del asesino en serie ha sido solamente para introducir a esta nueva villana, pero también para recuperar la amistad entre Watson y Sherlock. Al morir Mary, el corazón de John se rompió, como es lógico. Y odió a Sherlock por ello. No solo porque Mary dio su vida por la de éste (que también), sino porque el impresionante Sherlock Holmes, el que siempre consigue todo lo que se propone, no salvó a su mujer, como prometió. De todas formas, Watson odia a alguien incluso más de lo que odia a Sherlock: a sí mismo. Él quiere ser perfecto: el perfecto compañero, el perfecto médico, el perfecto marido... Y está muy lejos de eso. Ve a su mejor amigo y recuerda que ha perdido lo que los tres tenían por su culpa, pero al mismo tiempo sabe que también lo podría haber perdido mucho antes mensajeando a esa desconocida. Y ahora, confesándolo todo, puede parar de fingir que está a la altura de Mary, de su admirado Sherlock, de ser el Doctor John Watson. Porque Sherlock lo quiere por cómo es y nunca lo dejará solo por muy imperfecto que sea, incluso bajó al infierno y estuvo a punto de morir allí para recuperar su cariño.
Después de este capítulo ya no sé qué es real, qué no, quién es real y quién no. Lo que sí sé es que me muero por ver el siguiente. Y quién sabe, igual en compañía de los míticos James Moriarty e Irene Adler.
¿Qué os ha parecido a vosotras? ¿El 4x02 de Sherlock os ha vuelto locas?
Victoria (@MissGoingAway)