¡The Walking Dead ha vuelto! Sísísísí. La espera ha sido larga, pero por suerte el capítulo de regreso no ha decepcionado para nada. A los que os haya parecido un episodio lento y aburrido realmente os recomendaría que dejéis de ver la serie, porque seguir quejándose a estas alturas de capítulos como este ya es quejarse por gusto, ¿eh? Si vais a quejaros elaborar las críticas negativas un poquito más. Aunque esta se trata solo de mi humilde opinión, claro está, y mi opinión se resume en que me ha parecido un capítulo bueno y ameno que nos ha servido para profundizar especialmente en personajes como Carl y Michonne, dos de los pilares de la serie, dos del club de los "intocables". Vayamos por partes y comentemos cuál ha sido el destino de estos personajes tras el desmadre de "Too Far Gone":
Michonne se quedó sola tras la catástrofe, pero obviamente eso no supuso ningún inconveniente para ella. Nuestra Michonne es muy apañada y saber manejarse sola perfectamente. En un santiamén hizo buenas migas con dos "amiguitos" a los que arrancó brazos y mandíbulas, dejándolos en una especie de estado de aletargamiento (resulta incluso un poquito triste ver a un zombi sin dientes, los pobres se quedan algo perdidos, sin propósito vital... o mortal más bien... jeje... bueno, ya pasó) y convirtiéndolos en un repelente fantástico contra los demás zombis. No era la primera vez que Michonne hacía algo así, ya lo hizo con otras dos personas muy importantes para ella, aquellos dos hombres negros que vimos en su mismísima presentación: su novio y su ¿hermano? -corregidme si me equivoco, no dieron mucha información sobre el segundo hombre y no leo los cómics-. Este capítulo ha sido muy interesante porque nos ha hablado de ese pasado de Michonne del que tan poco sabíamos de una forma muy original, perturbadora y curiosa. Mediante sueños de Michonne nos mostraron escenas muy posiblemente reales de su pasado, cotidianas, relajadas, felices, las cuales se iban volviendo más dantescas y terribles por momentos. Una forma confusa pero muy acertada de hablarnos de cómo su vida se fue desmoronando poco a poco. Fantástica la escena y, si me he informado bien, una innovación respecto a los cómics. Por fin están empezando a aprovechar, a arañar el potencial auténtico de Michonne. Así, sí.
Mientras tanto, Carl se fue junto a su padre, un maltrecho Rick que estaba hecho un ñordo tras la brutal pelea en la que se enzarzó contra el Gobernador, que efectivamente murió en el capítulo anterior por obra y gracia de Michonne, rematado posteriormente por Lily, de la que no sabemos nada. Creo que los fans de la serie pueden dividirse entre aquellos que odian a Carl y aquellos que no. Y fijaros bien, digo simplemente que "no" lo odian, porque que el chiquillo guste o no es ya otra cosa. Es un niño que se hace algo complicado de querer, pero eso no quita para que sea un niño interesantísimo y interpretado fantásticamente por Chandler Riggs. Quién me diría a mí, que lo critiqué en la primera temporada por ser un actor pésimo, que acabaría pensando justo lo contrario. No recuerdo ningún niño en ninguna historia zombi al que le hayan cogido tan bien el punto como a él. Endurecido, embrutecido y algo perturbado, pero también sensible, pasional y, en definitiva, un niño. Un niño que, por muchas rabietas que tenga, sigue necesitando a su padre y sigue ilusionándose con el chocolate. Una de las escenas finales, aquella en la que es de noche y Rick da la impresión de haberse convertido en un zombi, es fantástica. En ella vemos al chiquillo sucumbir a la presión y desmoronarse finalmente. Porque ningún niño, por muy duro que sea, es capaz de asesinar a su propio padre en la oscuridad sabiendo que luego se quedará completamente solo. Y él lo reconoció al fin: "estaba equivocado". En ese momento sí que se convirtió en algo que yo empezaría a llamar un hombre.
Después de eso, ¡sorpresa! Un final feliz para el episodio. Michonne, cansada de seguir viviendo entre muertos vivientes, de ser ella misma una "muerta en vida" -una metáfora bastante evidente pero no por ello menos efectiva-, decidió seguir un rastro que previamente había ignorado y, gracias al bote de pudin de chocolate que Carl había tirado en la calle, logró encontrar la casa en que se refugiaban Rick y Carl. Verla llorar de felicidad en el porche de la casa fue muy, muy emocionante. Te queremos, guapa. Mucho ánimo, mi arma. Si los guionistas tienen una pizca de decencia liarán a Rick con Michonne y les enviaran a una casa a una colina feliz a vivir con Carl y con un montón de niños guapos mulatos que jugarán con mini-katanas.
Me reafirmo en lo dicho al comienzo de la crítica: éste, sin ser uno de los mejores capítulos de la serie, sí que me ha parecido un gran episodio. El primero de la temporada, el 4x01 "30 Days Without and Accident", me pareció mucho más modesto, por citaros un ejemplo. ¿Qué os ha parecido a vosotros?
La próxima semana, más y mejor.