Las series americanas, a un nivel genérico, siempre tienden a respetar muchísimo la figura de los niños. Se trata de una sociedad donde están muy presentes los valores familiares y, por tanto, raro es el caso en una serie de este país donde los niños mueran de forma violenta o sean, ni mucho menos, psicópatas en potencia. Por eso, el caso de las dos muchachas de Carol ha sido muy original y arriesgado -elegí la palabra a conciencia-, porque han jugado de forma brutal y sin tapujos con esta historia que hemos presenciado, la de Lizzie y Mica, la de dos hermanas que han tenido un final que no podría haber sido ni más trágico ni más desesperanzador. Pero vayamos por partes.
Juntemos en un mismo espacio a un gigantón bonachón con problemas para controlar su irascibilidad, a la mujer que asesinó a su churri, a una niña psicótica, a otra niña niña que es demasiado buena para sobrevivir, a un bebé y: ¡Pum! Tenemos un cóctel explosivo. Podríamos haber pensado que la estancia en aquella granja apartada con abundante agua, comida silvestre y chimenea acogedora habría sido idílica, pero nada más lejos de la realidad. A lo largo del episodio hemos conocido más a las niñas: a Mica, que es buena, pero dura e inteligente, y a Lizzie, que es muy fuerte pero extremadamente inestable. Lizzie cree que los caminantes son seres sin maldad que solo quieren que todo el mundo sea como ellos, pero Mica insiste en que no son más que muertos que quieren matar. Que nadie se atreva a tocar a Griselda, la amiga zombi de Lizzie, porque a la chiquilla le da un pronto brutal y te revienta a balazos. En esta escena, además de comprobar lo buena actriz que es la chica que interpreta a Lizzie (Brighton Sharbino), a pesar de su corta edad, empezamos a intuir que algo grave va a suceder, que Lizzie está demasiado alterada. Y así sucede. Para demostrarles a todos que los caminantes son buena gente, decide asesinar a su hermana pequeña, para que vuelva convertida en caminante y le demuestre a los demás -que no saben nada, son todos unos Jon Snow de pacotilla- que ella tiene razón. Suerte tuvieron al encontrarla antes de que hiciese lo mismo con Judith. Lori se estará revolviendo en su tumba al ver todo lo que le está pasando a su bebé.
La historia por sí sola, de forma independiente al resto de la temporada, incluso, funciona muy bien y plantea muchas cuestiones. ¿Puede una buena persona sobrevivir en un mundo como ese? ¿Hasta qué punto conoces a las personas que forman parte de tu grupo, que están a tu alrededor? ¿La muerte es la única salida? Con la muerte de ambas niñas -y no solo ellas, recordad a Meghan-, ¿lo que el capítulo nos quería contar es que no hay cabida en ese mundo para ninguna de ellas? Ya lo dijo Carol; correr no es suficiente, no lo fue para Sophia. ¿Nada será suficiente para ninguno? En estos momentos, Judith se torna como la pequeña-gran esperanza de la serie.
Fantástico e impactante episodio de The Walking Dead, ojalá la serie nos diera más a menudo capítulos de esta categoría. Separar a todos los personajes fue una decisión atrevida, pero ya está empezando a dar sus frutos, y a lo largo de estos capítulos hemos presenciado historias que han reunido todos los elementos posibles: soledad, amor, confesiones, muerte, tristeza y, cómo no, la esperanza, que es lo que parecen tener todos los personajes como nexo común, y que es precisamente lo que está conduciendo a la gran mayoría a Terminus, el fin del viaje.
¿Qué os ha parecido a vosotros el episodio? ¿Encontráis alguna pega que ponerle? ¿Se puede molar más que Carol? Sentiros libres de expresaros en un comentario. Quizá, por mi parte, sí que les pondría como pega el hecho de que Lizzie, y puede incluso que Mica, eran personajes con potencial a largo plazo, pero la historia en sí ha merecido la pena, así que no me quejo en ese aspecto.
Crítica del capítulo anterior
4x13 "Alone"