Sí, por fin ha vuelto. Por fin está aquí la siempre afamada y querida por todos,
Game Of Thrones, que ha vuelto en su sexta temporada por la puerta grande para presentarnos
una situación llena de tragedia pero que promete apuntar algo increíble si es bien llevada por los guionistas.
Desde el primer al último personaje que hemos visto, ha aparecido en todos un rostro generalizado de terror. De angustia.
Como si algo importante para cada uno de los protagonistas hubiera sido salvajemente arrebatado. Empezando por nuestros fugitivos,
Sansa Bolton Stark y
Hediondo, los cuales habían conseguido por fin huir de las garras de
Ramsay Bolton, el cual ha mandado a sus perros en su búsqueda. Nuestra trágica pareja al final se tiene que forzar a atravesar un río helado para confundir el rastro a los perros. Sin embargo, estos son capaz de pasar por ello y de encontrarles. Es entonces cuando se ve el rostro de la derrota y desesperación en Sansa, la siempre sufridora Sansa. La verdad, d
emasiado cruel habría sido el destino con ella de haber seguido por ese camino la historia, y personalmente en ese momento me entró una angustia horrible pensando en el siempre cruel destino de la joven Stark. Sin embargo, de forma totalmente heroica, aparece
Brienne de Tarth junto con su escudero
Podrick para derrotar a los perseguidores y ponerse en servicio de Sansa. Es increíble la fuerza de voluntad de esta mujer. Después de que su primer señor (y ser amado) rey
Renly Baratheon muriera en sus brazos por una sombra tenebrosa, después de que fallara a su señora
Catelyn Stark con el encargo con
Jaime Lannister, y falleciera de la forma tan cruenta en que lo hizo. Después de que
Arya Stark huyera y no pudiera ir a por ella, todavía encuentra fuerza de voluntad para querer hacer bien las cosas.
Todavía queda en ella un hálito de esperanza para proteger a Sansa. A sabiendas de que toda su obra sea frustración. Es encomiable como poco ver que esta mujer no se rinde. Expectante estoy de ver si por fin podrá o no llevar a cabo una de sus leales promesas. Esperemos siempre lo mejor, porque sinceramente demasiada tragedia hay tras las historias de estos personajes (menos Podrick. Podrick es sencillamente buena gente).
Por otro lado, siguiendo la línea de los Stark,
Arya Stark, que se había quedado ciega en la temporada anterior, sigue en la ciudad de
Braavos, supuestamente en su entrenamiento. Es entonces cuando vemos en su rostro el claro signo de miedo. De terror. De no saber cuál es el siguiente paso. De no estar nada segura de cuál es el camino que está siguiendo. Por vez primera, desde que ha llegado a la ciudad para aprender el camino del asesinato se ha visto tan comprometida que ha acabado perdiendo su vista.
Quizá no era lo que ella pensaba que sería. ¿Cómo le afectará esto? ¿Esconderá la cara y se irá haciendo cada vez más pequeña hasta desaparecer, o por el contrario conseguirá reponerse y salir victoriosa del sufrimiento del entrenamiento? En vilo nos tiene nuestra joven huargo.
Y este no es el único personaje con terror que hemos llegado a ver. También ha estado el personaje de
Daenerys Targaryen, aunque ella ha sabido contener su terror y poner una máscara de orgullo. Recordamos que en la temporada anterior había sido abandonada a su suerte por su querido dragón y un clan de Dothrakis la había acorralado y llevado consigo. Y ahí la tenemos, esclavizada. Sin embargo, por caprichos de las leyes de los Dothrakis (que a veces más que leyes más bien parecen vivir en un descontrol absoluto), al haber sido esposa de un Khal no va a ser tocada. Sin embargo,
esa misma ley que se pone a su favor es al mismo tiempo su tumba cuando descubre que tiene que ir a hacer luto vitalicio del que fue su marido. Es entonces cuando por fin podemos intuir el miedo que tiene Daenerys. ¿Cómo podrá salir de esta? ¿Será encontrada por fin por sus fieles caballeros? Desde luego, de lealtad suya no podrá quejarse, puesto que uno le acompaña en la cama y otro en el corazón. De ambos puede esperar una fe ciega y absoluta. Veremos qué irá sucediendo.
En esta temporada, otra cosa que se ha presentado es la consecuencia de muertes importantes de la anterior. Por una parte, la que ha sido la muerte de
Myrcella Lannister Baratheon, hija predilecta de
Cersei y
Jaime Lannister. La ya derrotada Cersei no puede más que sucumbir a una inefable derrota. Se da cuenta de que todo lo que le había predicho la bruja de pequeña se está viendo cumplido. El inevitable destino que le acecha la supera. Fijaos hasta qué punto lo han querido expresar así los guionistas, que al llegar Jaime en la barca con el cadáver de Myrcella, hay un detalle para quien se fija: ambos están con el pelo corto.
Como dos leones que han perdido su melena. A los que les han quitado y despojado de todo orgullo, honor y poder. Sin embargo, hay un punto de Cersei donde se reconoce en todos sus fallos, donde ve que todo lo que tiene ella en su límite: orgullo, envidia y deseo desenfrenado de poder, tenía una esperanza en la inocencia suave y dulce de su hija Myrcella. Y esa inocencia es destruida: ¿qué esperanza le queda? Ahora estos dos leones derrotados se unen. Y parece ser que Jaime buscará el modo de hacer crecer su melena de nuevo y de ser los reyes de la selva que están destinados a gobernar.
Ya irán aconteciendo los hechos, pero lo que puede surgir aquí es una de las mayores venganzas vistas en la serie. Y por último, y quizá lo más impactante del capítulo, puesto que lo han querido nombrar así, es lo ocurrido en el Muro. No, parece ser que nuestra
Mujer Roja no resucitará a
Jon Snow. De hecho ha quedado muy claro que se quedará como cadáver. Y ahí están, en vilo de lo que pueda suceder para el Caballero de la Cebolla,
Daavos y los que le apoyan y se opusieron a la muerte de Jon. Y entonces él sugiere que cuenten con el poder de
Melisandre de Asshai. Y entonces ocurre lo chocante del capítulo y escena final del mismo. El desnudo de esta mujer, del cual hemos sido ya partícipes alguna vez. Queda claro que tiene un físico espectacular, sin embargo en esta ocasión se quita la eterna gargantilla que tiene en el cuello. Y entonces una antigua magia que tenía efecto sobre su cuerpo deja de ocurrir y se ve su verdadera forma humana: la de una anciana muy decrépita. Probablemente milenaria. ¿Quién narices es Melisandre? ¿Cómo puede ser que sea tan anciana? ¿Cuánto mundo ha visto y cuánto sabe realmente del mismo? Pareciera más una imagen metafórica que real, como si expresara su espíritu interior de derrota. De cansancio.
Casi como el decaimiento de lo que es ella. O casi de la serie, como si estuviera en su etapa final. Una escena altamente desconcertante. El significado que pueda tener ha de ser muy importante, porque le han dedicado un ritmo muy lento, queriendo recalcar cada detalle. ¿Qué pensáis?
En líneas generales, la temporada se presenta interesante. Promesas de escenas cargadas de acción verbal, de traiciones, de venganzas...
Game Of Thrones ha vuelto y lo ha hecho por la puerta grande.
Juan (@MrRadda)