*SPOILERS*
La semana pasada dejábamos a Jesse rociando el salón de los White con gasolina después de haberse enterado de que su excompañero en el meth business había envenenado a Brock. En este capítulo, Walter llega a su casa y se encuentra que no hay nadie. ¡¿CÓMO?! Sí, parece ser que Jesse ha cambiado de opinión, aunque realmente ha sido Hank quien le ha detenido de cometer una barbaridad. Al cuñado de Walter se le presenta la oportunidad de su vida al ver que Jesse está más que dispuesto a entregar a Heisenberg a las autoridades y que pague por todo lo que ha hecho. Así que Hank se lleva a Jesse a su casa para que duerma la mona. Al día siguiente, Jesse se confiesa ante una cámara de vídeo, Hank y Gomie, el compañero inseparable de Hank. Mientras tanto, Walter ha intentado arreglar el estropicio en su casa y explicarle a su familia lo que ha pasado, otra mentira que añadir a la lista. Sin embargo, se produce uno de los momentos que me ha dejado con la boca abierta: el “Por favor, ¿puedes decir la verdad?” de Walter Jr. Luego se me ha cerrado al volver a comprobar lo inocente que es. Así que, después de ver a una Skyler que le sigue el juego a su marido, se van todos a un hotel ante la posibilidad de que Jesse vuelva a aparecer pero con la excusa de que no se puede dormir allí por el olor a gasolina.
Después de esta pequeña reflexión, Jesse, totalmente decidido, se dirige hacia el punto donde se encuentra Walt con el micrófono escondido. Tras ver a un tipo sospechoso, al cual da por hecho que es alguien contratado por Walter por si acaso las cosas de ponen turbias, Pinkman se encamina hacia unas cabinas que hay para llamarle. Tras pensar que iba a darle el chivatazo a Walter, Jesse nos sorprende al amenazarle diciéndole que va a ir a por él y que va a encontrarle donde realmente vive. ¿Se referirá al hotel o al que siempre ha sido su hogar, el meth business? Pinkman piensa que hay una manera mejor de coger a Heisenberg. Sin embargo, éste no se va a quedar parado y piensa que va a ser mejor comprarle “el billete a Belice”.
Como podéis comprobar, la situación se va complicando por momentos, como nos tiene habituados esta serie, pero ahora con más razón al ver el final tan cerca. Si el resto de capítulos me van a dejar con esa sensación de que parezco una yonki queriendo más, me va a dar el infarto del siglo. Sólo tenemos 4 semanas más para disfrutar de una de las mejores series de todos los tiempos y decirle adiós para siempre. ¿Por qué, Vince Gilligan, por qué terminarla? ¿Qué pasará con mi dosis semanal de blue meth? Dejemos los lloros para dentro de cuatro semanas, ¿no?
A vosotros os espero la semana que viene con otra review. God bless Heisenberg!
Irene (@MissSkarsgard)