Si echamos la vista atrás, la séptima temporada acabó con la huida de la justicia de Brennan con la pequeña Christine, dejando a Booth sólo (¿quién le haría eso al guapo de Booth?). Esta octava temporada empieza con todo el equipo intentando adaptarse a las nuevas condiciones del laboratorio (nuevo antropólogo con nuevas normas que no gustan demasiado), e intentando conseguir todas las pruebas necesarias para exculpar a Brennan del asesinato de Izan Sawyer, un amigo suyo, del que la acusan por culpa del hacker Pellant quien había creado falsos vídeos para que toda la culpa cayera sobre ella. También nos encontramos con un Booth rebelde, desplazado de su puesto de agente especial, que cansado, de decir que no sabe donde está Huesos, desobedece a sus superiores una y otra vez.
La aparición del cadáver de una mujer que tenía relación con Pellant en su juventud, hace que todo el equipo se plantee que Brennan tiene algo que ver con la aparición de los huesos. Además el descubrimiento de que Ángela ha estado comunicándose con Temperance durante los tres meses que lleva en busca y captura hace a todos enloquecer, sobre todo a Booth, como es normal. Todo el equipo se pone de inmediato manos a la obra para descubrir qué le ocurrió a la misteriosa mujer.
Para concluir, no me queda más que decir que creo que este capítulo ha mejorado bastante la temporada pasada, porque a pesar de que al fin pudimos ver a Booth y Huesos juntos, a mí me pareció más bien flojilla… Espero que los próximos capítulos sigan la línea que ha marcado este, porque la cosa está interesante.
Doralicia (@doralais)