Crítica del montaje teatral 'Drácula'

Por Monotematicosfm @curnom


Era grande la expectación levantada entorno al estreno de “Drácula” en el teatro Lope de Vega de Sevilla, en cierto modo, los directores Eduardo Bazo y Jorge de Juan jugaban sobre seguro, porque si algo ha quedado patente, es que la fuerza de la mítica figura del conde vampiro sigue teniendo actualmente un enorme tirón entre el público. Tras ganar la primera batalla y despertar el interés, quedaba la segunda parte cumplir las expectativas, y el determinar si esto se ha conseguido es algo cuanto menos discutible.
La propuesta que se pudo ver en el Lope de Vega no difiere en exceso de la que Tod Browning realizó para la Universal hace ya ochenta años, pero con una diferencia insalvable, en 1931 el público podía sentir auténtico miedo en la sobrecargada interpretación de Bela Lugosi, pero en el 2011, adentrados en pleno S. XXI una ambientación victoriana, sustentada sobre todo en el diálogo, no resiste el visionado con firmeza, en especial si consideramos la sobrecarga de estímulos visuales con los que el público está habituado a convivir en la época actual. Son escasos los elementos visuales en los que se apoya este montaje, como ya mencionamos, muy oprimido por su puesta en escena de tradicional corte decimonónico, si lo que se pretendía era dar miedo, es conveniente decir que este, rara vez está presente, muy al contrario se pudieron escuchar algunas carcajadas, en especial con la aparición de cierto murciélago que más que terror, nos despertaba ternura, por cuanto recordaba al murciélago del Drácula de Barrio Sésamo.

 No obstante y aunque de mis palabras pudiera extraerse que muy poco es lo destacable en esta obra, sí que hay ciertos aspectos a señalar en favor de este montaje, en primer lugar que si bien no se consigue la sensación del miedo, no podemos obviar que la dificultad era muy alta, ya que el género de terror no suele ser habitual en el teatro, por otro lado le interpretación del elenco presenta una solvencia impecable, conseguida mediante una acertada línea de dirección de actores y es precisamente este el principal sustento que mantiene la tensión de la obra, y por último y posiblemente lo mejor, se encuentra en la magnífica acogida que el público sevillano ha brindado a esta obra y desde luego en última instancia la impresión de ese público entregado es la que debe considerarse como válida.