No se puede negar el acierto en el título: "Dom Hemingway". Y así lo expresamos porque la película es él, el personaje que interpreta Jude Law; un excéntrico, raro, excesivo, violento y derrochador ladrón cuyo mayor éxito y motivo de alabanza fue no traicionar al jefe del clan. Richard Shepard apoya todo el guión en el carácter especial de Dom, aunque olvida estructurar con sentido a los personajes que le rodean. Su error es creer que el carisma del protagonista puede salvar una película.
"Encadenadamente tuya" y "La sombra del cazador" son algunos de los títulos más relevantes de una irregular filmografía de Richard Shepard. En esta ocasión dirige y firma un guión con buenas intenciones pero que toca demasiados palos sin centrarse en ninguno. El humor negro del que hace gala no acaba de cuajar y la trama parece acelerarse en la última parte lo que nos deja con muchos cabos sueltos.
Jude Law, que tuvo que engordar más de 15 kilos para interpretar el papel, es lo mejor del film. Entiende a la perfección la esencia del personaje y define con precisión cada gesto ó detalle. Hablar del resto de intérpretes no sería justo porque no dejan de ser meros espectadores del actor principal. Su fuerza nace del poco espacio que el guión les adjudica, jugando a ser comparsas del desmesurado Dom.
Por tanto, aprobamos esta producción inglesa aunque sin demasiada nota. Un personaje puede tapar defectos de guión pero aquí los defectos se ven demasiado. Quien disfrute el humor inglés el 23 de mayo tendrá una cita obligada en los cines; el resto quizás no vea sus expectativas cumplidas plenamente.
José Daniel Díaz