Es increíble lo mucho que esconde una historia tan sencilla. Una mujer va a ser despedida de su trabajo tras haber pasado un triste período de baja laboral. La empresa le plantea una solución: Podrá mantener su puesto si el resto de empleados de su área acepta perder su bonus anual. En un fin de semana, Sandra tendrá que convencer a sus compañeros para que voten por su continuidad.
Esto, que a muchos no les sonará a lejano o ajeno, es una perversa demostración de la situación laboral actual. Dejar que los empleados se peleen entre sí utilizando una supuesta democracia organizacional, es de una inmoralidad superlativa. Sandra debe ir puerta por puerta, perdiendo su dignidad, pidiendo a cada compañero un poco de humanidad.
Marion Cotillard nos regala una de las mejores interpretaciones de su carrera. Ella sóla aguanta toda la película, con continuos vaivenes emocionales y sentimentales. Tan pronto nos muestra su debilidad como arranca un gramo de fortaleza para seguir luchando. Es una actuación de Oscar, sin lugar a dudas.
Soberbia película que todos deberíamos ver y sentir, para que esta deshumanización que vive actualmente nuestra sociedad llegue a su fin de una vez por todas.
José Daniel Díaz