Crítica Dos días y una noche de JEAN-PIERRE DARDENNE

Publicado el 27 octubre 2014 por Bebina @Games4u_es

El séptimo arte suele ser  utilizado como herramienta de sustracción para llevar al espectador a una evasión de la vida cotidiana. Podemos vivir aventuras que jamás pensaríamos realizar, alcanzar dimensiones que nuestra mente nunca habría pensado llegar, planetas sobre los que jamás dejaríamos nuestra huella, pero el cine no solo busca alejar al espectador de su vida cotidiana. Dos días, una noche, es de esas películas que nos transporta a una realidad social que en algunos casos, es más real que la propia historia que es proyectada en pantalla.

Crítica Dos días y una noche

Por Fernando Hernández

Tras un largo periodo de baja, Sandra (Marion Cotillard) se dispone a volver a su puesto de trabajo, pero se encuentra que la situación de sus compañeros es bastante incómoda y tensa, dado que les han puesto en la disyuntiva de elegir entre cobrar la prima que les corresponden o la reincorporación de su compañera. El espacio de tiempo referido en el título, es del que dispondrá Sandra para hacer cambiar de opinión a sus compañeros de trabajo.

El drama social ante el que nos situamos, nos lleva a una forma de afrontar y vivir una realidad tan sumamente cotidiana que da miedo. A día de hoy no nos pilla por sorpresa la presión a la que nos vemos sometidos en nuestros puestos de trabajo, vivimos bajo la sombra de la Parca, que pese a que no se lleva nuestra vida al momento, va desgastando y sumiendo a los obreros de hoy en día, en un picadillo conformado por grandes dosis de estrés y nerviosismo. Europa y el mundo en general están sumidos en una profunda crisis y la película que ante nosotros tenemos, nos muestra aquellas cosas a las que los trabajadores se ven obligados a hacer para poder mantener sus puestos de trabajo.

Evidentemente nadie tendría que pedir o mendigar ayuda de sus compañeros, dado que la situación del personaje interpretado con una credibilidad sobrecogedora por Marion Cotillard, se ve obligado a poner a sus compañeros en una situación excesivamente incómoda. Además, Sandra se encuentra sometida a una propia presión interior, esa moral socrática que la hace ver la propia injustica de sus actos. Donde queda, como diría Sócrates “prefiero que se cometa una injustica sobre mí, que cometerla yo”, cuando a un ser humano se le fatiga tanto, se ve abocado a renunciar a tan humano pretexto.

Dos días, una noche, recuerda mucho al cine de Ken Loach, tomando el drama social como punto de partida y extendiéndolo por la crisis económica actual, con personajes muy cercanos con los que el proceso de empatizar se vuelve mucho más rápido y directo. Sobre todo el personaje principal de esta cinta, está desarrollado a la perfección a lo largo de esa odisea auto destructiva, convergiendo  en la votación que tendrá en la balanza su trabajo o la prima de sus compañeros.

En definitiva, aquellos amantes de las autopsias sociales en las que vivimos, disfrutaran de esta forma de desgranar la amarga situación que vivimos hoy en día. Por el contrario y si alguien se mete pensando en desconectar de la rutina diaria, puede que salga con un contundente golpe en el bajo vientre.