Crítica dues catalunyes (2018), por albert graells

Publicado el 04 octubre 2018 por Matias Olmedo @DragsterWav3

“Dues Catalunyes” es un documental de Netflix en que se sigue, desde el punto de vista principal de los candidatos electorales a los comicios del 21 de diciembre del año pasado en Catalunya, los acontecimientos políticos más relevantes e importantes que sucedieron allí en otoño de 2017: desde la aprobación en el Parlament de Catalunya de las leyes de desconexión (el decreto de convocatoria de referéndum y la ley de transitoriedad jurídica) el 6 y 7 de septiembre, hasta la emisión de los resultados de los comicios ya mencionados, pasando por la multitudinaria manifestación de la Diada, el referéndum de autodeterminación celebrado el 1 de octubre y la violenta represión al mismo, la declaración de independencia, la aplicación del 155, y el encarcelamiento de los presos políticos. 
En el proceso de documentación y realización de esta propuesta documental, sus autores mantienen 85 entrevistas con muchos de los actores implicados y otros como sujetos observadores: políticos, periodistas, politólogos, legisladores, activistas... todos ellos con diferentes ideologías debaten y exponen su punto de vista sobre la complejidad de la política catalana y la lucha por independizarse de España. 
El documental de contexto político es un subgénero muy importante por cuan necesario es, y las propuestas en ese ámbito pueden ser muy interesantes, si se hacen bien. Podemos observar ejemplos muy diversos como “Asier ETA biok” o “El mundo según Bush”. El caso de “Dues Catalunya” resulta no del todo satisfactorio, pues tiene defectos importantes. 
La intención de los directores de “Dues Catalunyes”, Álvaro Longoria y Gerardo Olivares, era dar a conocer el caso del conflicto catalán para el público extranjero, de más allá de la península ibérica, para los posibles espectadores en Boston, en Tokio, en Roma, en Seul, en Sidney, etc. Y para eso poca cosa mejor que Netflix, con más de 130 millones de suscriptores en todo el mundo. Pero claro, dar a conocer no es lo mismo que hacer entender, y ahí radica el mayor problema de “Dues Catalunyes”, que se centra mucho en dar a conocer, pero no en hacer entender. 

Si para Longoria y Olivares el público potencial del documental eran los extranjeros, entonces no han hecho bien el documental, porque lo han planificado y montado de tal manera que sólo lo pueden entender los que previamente conocen la situación por haberla seguido de forma mínimamente interesada como poco en los últimos cuatro años, y es complicado que el público internacional, al menos en su gran mayoría, haya estado tanto por la labor. Dan a conocer los hechos acontecidos en el conflicto entre septiembre y diciembre del año pasado, pero no los hechos acontecidos en el conflicto los cinco-diez años anteriores, como mucho los mencionan de pasada sin adentrarse en ello. Entonces, para el público internacional que no conozca los acontecimientos del conflicto ocurrido entre 2006 y 2016, conocer los acontecimientos del conflicto ocurridos en los últimos cuatro meses de 2017 no le ayuda mucho a entenderlo. Es como si alguien que no hubiera leído “El señor de los anillos” ni supiera nada de esa historia hubiera visto “Las dos torres” sin haber visto anteriormente “La comunidad del anillo”, conocerá muchas cosas de “Las dos torres” pero entenderá muy poco. 
En “Dues Catalunyes” Longoria y Olivares hablan de partidos, formaciones y asociaciones como PSC, PSOE, PP, C's, ERC, Societat Civil Cataluna, Òmnium Cultural (al cual, por cierto, está afiliado Viggo Mortensen), ANC, etc. Hablan de ellos pero no explican lo que son, no explican detenidamente la implicación de cada uno de ellos en el conflicto, obligan al público internacional al que dicen teóricamente dirigirse a conocer de antemano aquello que el público internacional no tiene porqué conocer. 
Los directores del documental han hecho tantas entrevistas y se han centrado tanto en ellas que han dejado de lado narrar y explicar en profundidad la complejidad de la situación y del conflicto para que el espectador internacional lo entienda bien. En el documental se entrevista a demasiada gente, 85 entrevistados es demasiado incluso para un documental de dos horas, sobran muchos entrevistados. Algunos de ellos sí son imprescindibles, por supuesto, como Carles Puigdemont, Miquel Iceta, Inés Arrimadas, Xavier Domènech, Andrea Levy, Raül Romeva, Antoni Bassas, Iñaki Gabilondo y algunos poco más, pero todos los demás son innecesarios. Y aun así hay otros actores y observadores del conflicto a quienes, por su importancia y relevancia, Longoria y Olivares deberían haber entrevistado también, como Enric Millo, Ramón Cotarelo, Teresa Freixes, Rosa Díez, Alfred Bosch, Albert Rivera, Mariano Rajoy (sobretodo él), Soraya Sáenz de Santamaría, Alícia Sánchez-Camacho, Xavier García Albiol, Toni Comín, Josep Rull, Jordi Turull, Albano Dante Fachin, Queco Novell, Aitor Esteban, Elpidio José Silva, Jorge Verstrynge, Julian Assange y Yanis Varoufakis. Con estos entrevistados el documental habría ganado muchísimo. 

También hubiese mejorado el resultado final de la propuesta que hubiesen quitado las escenas de los dos raperos youtubers, y lo hubiesen sustituido por un pequeño adentramiento al programa televisivo de sátira política “Polònia”, cuyo equipo retrata semanalmente en clave de humor, mediante sketches de gran éxito de audiencia, los acontecimientos políticos tanto en Catalunya como en España, y consiguen explicar mejor la situación política y con más claridad de lo que consigue hacerlo éste documental. 
Al centrarse tanto en las entrevistas y en el seguimiento de los candidatos electorales, y al dejar tanto de lado la narrativa explicativa además de documentalista, “Dues Catalunyes” termina convirtiéndose en un mero reportaje más que en un documental de pretensión cinematográfica. Entonces, como reportaje está muy bien, pero es que no la han vendido como un reportaje y, teóricamente, no es un reportaje, es un documental, y como documental no está bien. Pese a ser un documental, “Dues Catalunayes” muestra la neutralidad de un reportaje en vez del partidismo documentalista. Un documental, sobretodo cuando trata un contexto político, no ha de ser neutral, ha de defender o denunciar una situación, o explicar unos acontecimientos desde una perspectiva definida, como lo hacen, por ejemplo, “Fahrenheit 9/11”, “Super size me”, “Memoria del saqueo”, etc. 
En ese sentido, “Dues Catalunyes” peca de prevención y alejamiento en cuanto al tema que muestra, no se atreve a definir los hechos ni a explicar los acontecimientos desde una posición. El espectador se termina preguntando qué pretende decirle el documental, y la respuesta es: nada. “Dues Catalunyes” es un documental de contextualización política que no pretende decir nada ni enseñar ningún mensaje, y eso no sólo lo hace un mal documental político sino que lo convierte en un mero reportaje. 
La estructura narrativa tampoco está muy definida, de hecho es algo confusa. Por ejemplo, el documental “Super size me”, que también hace el seguimiento de un personaje durante x tiempo a través de x situación, si hace gala de una estructura narrativa muy planifica y bien desarrollada. Sin embargo, para “Dues Catalunyes”, no parece que Longoria y Olivares tuvieran una idea clara de qué estructura seguir. Entrelazan resúmenes de lo vivido políticamente en los últimos cuatro meses del año pasado con seguimiento de personajes, entrevistas sobre las figuras de x personajes, apariciones de raperos youtubers que no vienen a cuento... está todo muy mezclado, y eso puede llevar al espectador internacional a perderse y confundirse si no está muy atento. 

El “documental” empieza bien, en sus primeros cinco minutos resume los acontecimientos políticos en España y Catalunya relacionados con el procés ocurridos en septiembre y octubre de 2017. Primero muestran imágenes de la multitudinaria manifestación de la Diada el 11 de septiembre, en la que participaron un millón de manifestantes pidiendo la independencia y poder ejercer el derecho de autodeterminación. Después la aprobación de la convocatoria de referéndum en el Parlament de Catalunya unos días antes y la celebración de dicho referéndum el 1 de octubre, así como la violenta represión policial (y militar) al mismo. El resumen termina con la declaración de independencia de Catalunya, la aplicación del 155 en Catalunya, y la convocatoria de elecciones en Catalunya. Posteriormente, el “documental” muestra y explica de forma más desarrollada (pero con la ya mencionada indefinida estructura narrativa) estos y otros hechos a través de entrevistas y seguimiento de personajes. 
Cabe explicar más detenidamente los hechos que “Dues Catalunyas” resume en sus primeros cinco minutos. En la segunda quincena de septiembre el gobierno español envía a dos legiones de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil a Catalunya, muchos en barcos de los Looney Tunes (eso es verdad, no es ninguna broma), para intentar evitar la celebración del referéndum al no conseguir evitar, por medio de espionaje y registros policiales ilegales, la clandestina compra de urnas y su transporte. El gobierno español se gastó para ello 87 millones de euros, con los cuales se pagó el mantenimiento de los barcos en los puertos catalanes (pues allí dormían la mayoría de los agentes porque muchos hoteles se negaron a hospedarles) y la alimentación de los agentes a base de croquetas precongeladas (tal cual) durante más de tres meses. Cabe apuntar que la Guardia Civil es un cuerpo militar, es decir, el gobierno de España ocupó militarmente Catalunya durante más de tres meses. 
El 1 de octubre se celebra el referéndum de autodeterminación de Catalunya, y la policía española lo reprime violenta y brutalmente, dejando a su paso 1.066 heridos (diez veces más heridos de los que hubo en el atentado de Barcelona un mes y medio antes). Son mundialmente conocidas las imágenes de la infame intervención policial (además de militar, no olvidemos que la Guardia Civil es un cuerpo militar), todas se pueden ver en YouTube. Antidisturbios saltando encima de la gente en escaleras indiscriminadamente, gratuitamente, sin otro motivo que hacer daño intencionado por puro odio, palizas que podrían haber tenido resultados mortales (cuando saltas encima de alguien en una escalera para aplastarle con botas puedes producirle fácilmente lesiones que ocasionen su muerte). Los agentes de la Policía Nacional incluso dispararon pelotas de goma, munición mortal (ha muerto gente por el impacto de pelotas de goma) prohibida en Catalunya (es decir, la policía incumplió la ley). Y no dispararon esa munición al suelo para que rebotara (como reglamentaria y obligatoriamente ha de hacerse), sino directamente ha ciudadanos, ciudadanos que además actuaban pacíficamente, les dispararon pelotas de goma directamente, a distancias cortas. Uno de los votantes perdió un ojo por el impacto directo de una pelota de goma (como curiosidad, en vez de imputar al policía que le provocó la pérdida de un ojo, es a la propia víctima a quien han imputado, es decir, es como si imputaran al muerto por ser asesinado). En otras palabras, la policía española y, por ende, el gobierno español, actuó con la intención de matar, actuó con la intención de matar gente, actuó con la intención de matar gente por votar. Si ese día no hubo muertos fue porque al mediodía, después de ver las imágenes de la represión policial que retransmitían los medios internacionales, Angela Merkel llamó a Mariano Rajoy para ordenarle y exigirle que parara esa locura, y Mariano Rajoy no tuvo más remedio que acatar, pero si hubiese sido por él ese día habría habido muertos. 

Quien escribe, por cierto, también participó en ese referéndum, aunque, para tranquilidad del lector, la policía no intervino físicamente en el colegio electoral al que fue a votar el arriba firmante. El autor de esta crítica sólo tuvo que esperar cuatro horas en la cola para votar bajo la lluvia y el frío, porque la Guardia Civil bloqueaba y entorpecía informáticamente la votación. Las únicas consecuencias para mí persona fue estar varios días resfriado. 
El 16 de octubre los presidentes de la ANC (Assemblea Nacional Catalana, organización independentista no política pero sí social y cívica) i Òmnium Cultural (asociación catalana de carácter cultural al que, recuerdo, está afiliado Viggo Mortensen), Jordi Sànchez i Jordi Cuixart, son encarcelados en prisión preventiva por la Audiencia Nacional de Madrid acusados de rebelión y sedición por subirse a un coche de la Guardia Civil con el permiso de la Guardia Civil para disolver una manifestación que se estaba produciendo pacíficamente. Jordi Sànchez i Jordi Cuixart llevan 353 días en la cárcel (casi un año), sin haber empezado todavía a ser juzgados, por colaborar con la Guardia Civil en la desconvocatoria de una manifestación. 
El 27 de octubre el Parlament de Catalunya declara, por mayoría absoluta, la independencia de Catalunya, en base al resultado del referéndum del 1 de octubre, que fue favorable a la independencia en un 90% de los votos. Ese mismo día, poco más tarde, en el Senado español, el PP (Partido Popular, partido fundado por un ex-ministro franquista y que ha sido todo él condenado por corrupción), con el apoyo del PSOE (Partido “Socialista” “Obrero” Español) y C's (Ciudadanos, partido ultranacionalista de extrema derecha), aprueban aplicar el artículo 155 de la Constitución española para suspender la autonomía de Catalunya (es decir, convertirla, de facto, en una colonia). Dicha suspensión es fraudulenta e ilegal, básicamente inconstitucional, primero porque el artículo 155 sólo se puede aplicar a una comunidad autónoma, no a un país extranjero, y la independencia de Catalunya se proclamó antes de aprobarse la aplicación del 155, y segundo porque no sólo el 155 no sirve para suspender ninguna autonomía (el 155 no dice nada de suspender ninguna autonomía) es que además lo prohíbe el artículo 2, el artículo 2 de la Constitución prohíbe suspender ninguna autonomía. Por tanto, el gobierno de España, además del PP, PSOE y C's, al aplicar el 155 de esa manera fraudulenta, violan ellos mimos la Constitución que tanto dicen defender. El gobierno español anexiona Catalunya a España (inconstitucional), cesa el Govern de la Generalitat de Catalunya (inconstitucional), disuelve el Parlament de Catalunya (inconstitucional) y convoca elecciones en Catalunya para el 21 de diciembre (inconstitucional). 

El 2 de noviembre, sin ser competente para ello, el Tribunal Supremo español encarcela en prisión preventiva a ocho miembros del Govern de la Generalitat: Oriol Junqueras i Joaquim Forn, que llevan 336 días en la cárcel (más de once meses), Dolors Bassa, Raül Romeva, Josep Rull i Jordi Turull, que llevan 227 días en la cárcel (más de siete meses), Meritxell Borràs y Carles Mundó (que posteriormente serán liberados). Posteriormente también es encarcelada la presidenta del Parlament de Catalunya Carme Forcadell, que lleva 196 días en la cárcel (más de seis meses). 
El 21 de diciembre se celebran las elecciones en Catalunya, ilegítima e ilegalmente impuestas, y celebradas injustamente, pues algunos de los candidatos están encarcelados como presos políticos. ¿El resultado? Victoria del independentismo, que consigue el 47,5% de los votos y 70 diputados en el Parlament (mayoría parlamentaria), mientras que los del bloque 155 se quedan con un 43,5% de votos y 57 diputados. El PP (el partido del presidente del gobierno español Mariano Rajoy) se mete la hostia padre, perdiendo 7 escaños y siendo el partido con representación parlamentaria menos votado y con menos diputados, sólo 4, apenas 3% de la representación parlamentaria. 
¿Qué hizo el gobierno español? Pues no respetó el resultado de las elecciones porque no le gustaron, e impidió ilegalmente la investidura de tres candidatos independentistas. De eso hace ya nueve meses. Ahora ha salido recientemente una encuesta de un diario español según el cual la independencia la quieren ya el 51,1% de los catalanes, y el nuevo gobierno español se niega a permitir un referéndum para evitar que eso se demuestre y se confirme. Si se ha de sacar una lectura de estos hechos y de lo que explica “Dues Catalunyes”, es que la independencia de Catalunya es ya inexorable, y que en unas décadas, cuando se estudie en los colegios e institutos, en clase de historia, porqué Catalunya se independizó de España, las futuras generaciones sabrán que lo hicieron posible los fanáticos de la unidad de España por no querer permitir durante seis años un referéndum que hubieran ganado. 
Hasta ahora he hablado de los defectos del “documental”, pero “Dues Catalunyes” también tiene aciertos destacables. Es un “documental” bastante entretenido e informativo, resultan interesante constantemente, en ningún momento da motivos al espectador para dejar de sentir interés por lo que se muestra. También sigue muy bien a los candidatos comicionales: Carles Puigdemont, Inés Arrimadas, Miquel Iceta, Xavier Domènech... Longoria y Olivares se acercan mucho a ellos, captan sus relaciones e interacciones muy íntimas en el contexto de campaña electoral, muestran momentos muy reveladores y muy humanos de esos candidatos. 

“Dues Catalunyes” tiene otro añadido a su favor, y es que, pese a sus defectos destacables, sigue siendo una propuesta muy necesaria, que pone en conocimiento internacional un conflicto que es de una importancia mundial, pues es un conflicto en el que se juega y está en riesgo la democracia, la libertad, la voluntad colectiva. Cuando esos tres conceptos peligran en un sitió, por extensión peligran en todo el mundo. Longoria y Olivares, aun sin posicionarse ellos políticamente, consiguen informar a un público internacional de una situación que los espectadores pueden encontrarse algún día estén dónde estén en el mundo. Al ver “Dues Catalunyes”, los espectadores pueden tomar nota para procurar evitar que un conflicto de esa naturaleza termine produciéndose allá donde viven, sea donde sea. La propuesta de Longoria y Olivares invita al espectador internacional a reflexionar políticamente, sobre las razones y motivaciones de unos y las razones y motivaciones de otros, sobre la actitud y comportamiento de unos y la actitud y comportamiento de otros, y eso también es muy valorable incluso a pesar de la neutralidad del “documental”. 
Aun así, si al terminar el visionado de “Dues Catalunes”, el espectador tiene interés por el conflicto mostrado, hay otras propuestas que son un buen complemento del “documental”. Por ejemplo, el reportaje “20-S”, el enlace de cuyo visionado adjunto abajo, que muestra los acontecimientos por los que Jordi Sànchez y Jordi Cuixar han sido injustamente encarcelados. 
https://www.youtube.com/watch?v=5bN8ZM-V4Jo
También es recomendable el visionado de “1-O”, reportaje en el cual se hace un seguimiento de aquella jornada histórica. 
https://www.youtube.com/watch?v=tKQ4NDN-G7A
En conclusión. “Dues Catalunyes”, cinematográficamente hablando, no es satisfactoria, pero política y socialmente su visionado es muy necesario.
Mi calificación es: