Título Original: The Dark Knight Rises Director: Christopher Nolan Guión: Christopher Nolan, Jonathan Nolan Fotografía: Wally Pfister Música: Hans Zimmer Interpretes: Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Liam Neeson, Michael Caine, Gary Oldman, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Morgan Freeman, Juno Temple, Matthew Modine, Josh Pence, Nestor Carbonell Distribuidora: Warner Fecha de Estreno: 20/07/2012
LOS FANTASMAS DEL PUEBLO AMERICANO
Quién iba a decir hace quince años cuando se estrenó Batman & Robin que existía alguna posibilidad, por remota que fuera, de resucitar al hombre murciélago con algo de honor para el cine. Si eso ya era difícil de imaginar, mucho más lo era un renacimiento del personaje como el que ha confeccionado Nolan en esta trilogía que ahora ve su fin. Nolan se acercó a Batman con un tratamiento que difería por completo de las convenciones del blockbuster familiar al que se habían visto enfrentadas las películas de superhéroes hasta ese momento. Nolan cogió la oscuridad que siempre había rodeado a Batman, la misma que tan bien trató Burton en las primeras apariciones serias del personaje en la gran pantalla, y las dio un tono mucho más adulto, tétrico y alejado del comic convencional. Más allá de lo bien que le salió el experimento, hay que abalarle el hecho de abrir la veda para experimentar sobre un subgénero que empezaba a oler a caduco y que tras ello ha podido implantarse como el movimiento hollywoodiense más importante a día de hoy en el cine comercial, y que nos ha entregado cosas tan interesantes como la retro X-Men: Primera Generación o la 100% comiquera Fase 1 de Marvel. Y es que esta trilogía de Nolan ha hecho mucho más que entregarnos tres grandes películas, y es que tras Batman Begins el cine de superhéroes debe de ser capaz de ofrecernos algo nuevo y productos como Linterna Verde se quedan condenados al fracaso.
Han pasado 8 años tras el final de la segunda entrega, Gotham es un sitio nuevo, tras la heroica imagen de Harvey Dent se ha podido construir un sitio donde por fin reina la paz. La situación para Bruce Wayne es muy distinta, la forzosa desaparición de Batman tras los acontecimientos acaecidos al final de El Caballero Oscuro han llevado al millonario a recluirse y vivir prácticamente como un ermitaño. La reacción por parte de Wayne es totalmente lógica, como veíamos en las dos primeras entregas, Bruce Wayne había dejado de existir, se había convertido en el verdadero disfraz de Batman. Tras esa caída nos encontramos a un Bruce que acostumbrado a vivir sin ningún tipo de limitación siendo un superhéroe es incapaz de vivir como una persona normal, como si con aquella decisión hubiera tenido que despojarse por completo de una parte de su alma, sus contactos con el mundo real son mínimos y se reducen a Alfred, Wayne no puede vivir sin ser Batman y solamente cuando hay una voz que le recuerda quién es y por qué se le necesita es capaz de volver a vivir.
Uno de los temas más presentes en la saga de Nolan ha sido el del terrorismo, las influencias de los ataques del once de septiembre se palpaban en toda la trilogía, pero es indiscutiblemente en esta tercera entrega dónde ese fantasma toma una forma más amplia. La amenaza de Bane trae consigo un radicalismo ciego y un afán por la destrucción nunca visto antes en la saga, el propósito de Bane no es otro que atizar y castigar al mundo, descender a Gotham a los infiernos, casi de manera literal. Es cierto que Bane no llega a resultar un villano tan terrorífico como el Joker, los actos del villano de la segunda entrega apenas tenían razón de ser, era puro odio y necesidad de sembrar un caos. Un caos que en cambio si llega a lograr Bane y lo hace acabando con Batman de la única forma posible, volviendo a sembrar los temores que desaparecieron al finalizar la primera entrega cerrando su pasado, enterrándole en el miedo, abriendo de nuevo ese pasado y obligándole a renacer desde él.
Pero el renacimiento de Batman no sería suficiente si no fuera por la sombra de su legado, no ya solamente en un comisario Gordon que es su cabeza visible dentro de la comisaria, si no en ese joven policía interpretado por Joseph Gordon Levitt que actúa como alter-ego de Robin (lástima que Nolan no opté por dejarlo en un chiste más sutil y tenga que meter una referencia algo forzada) y en una Selina Kyle que si bien arranca siendo un lado oscuro de Batman totalmente carente de ética, el peso de éste acaba siendo notable. Dos secundarios notablemente elegidos y que se unen a la excelsa galería que siempre ha poblado la saga de Nolan.
Y si hablábamos de terrorismo no nos podemos olvidar del fantasma de la crisis financiera que hace también mucha mella en esta tercera entrega, desde el directo ataque a Wall Street a todo un tramo final con un pueblo en contra de sus gobernantes en un estado anárquico en el que la gente ha tomado el poder, y es que los asuntos que acaban por aterrar al pueblo de Gotham no difieren demasiado del terror instaurado a día de hoy en el mundo, y mostrándose también como una cara visible a la esperanza, desterrando por completo los problemas de un pueblo americano muy dolido y que escucha su himno como si fuera la canción de un funeral.
Podríamos decir que en El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace, Nolan consigue aunar lo mejor de las dos películas anteriores, por un lado tenemos a un Batman que se ve obligado con el pasado, y no le quedará otra opción que renacer para poder afrentar ese gran reto que se le planta ante las narices. Es cierto que su tratamiento no llega a ser tan interesante como lo fue en Batman Begins, pero de nuevo tenemos al héroe enfrentado con la persona y sus emociones, algo que en la segunda entrega apenas aparecía y que hacía que al evaluar la película como cinta independiente y no parte de una saga cojeara ligeramente. Por otro lado, nos encontramos con toda esa épica que había en El Caballero Oscuro triplicada al cubo, con secuencias increíblemente espectaculares y rodadas con una solvencia que el director no tenía cuando rodó Batman Begins.
Además, sin renunciar nunca al tono crudo y real que ha tenido la saga, podemos decir que se desmelena más que nunca, y aunque un villano como Bane no permita tanto sentido del humor como el Joker, nos encontramos con un ejército secundario totalmente caricaturesco, desde esa panda de ineptos policías al divertido cameo de uno de los protagonistas de las anteriores entregas, así como escenas tan excesivas y pasadas de rosca como ese enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre policías y rebeldes, en el que se incide lo justo para no pasarse y que le sienta como un pequeño soplo de aire fresco.
La saga cierra por todo lo alto, fiel a su espíritu pero si dejar de evolucionar y reinventarse, con ella Nolan también ha crecido como director, pero sin dejar nunca atrás el estupendo guionista que fue y lo que siempre le gustó engañar al espectador, permitiéndose el lujo incluso de disfrazarse de Wilder para un sorpresivo pero calculado giro final. Estamos ante la que es sin duda una de las cintas del periodo estival, un periodo estival que se inició con los héroes de Los Vengadores y que cierra ahora con otro héroe muy distinto, demostrando ambas como en un mismo género pueden convivir dos maneras muy distintas de enfocar el cine de entretenimiento y ambas pueden darnos magníficos resultados.