Con la llegada de las Navidades es habitual que el número de películas infantiles se multiplique. "El cascanueces" de Andrei Konchalovski pretende ser un cuento lleno de música, aventura y fantasía pero lamentablemente se queda en un ejercicio de aburrimiento excesivamente larga y mal interpretada.
Lo primero que sorprende es ver a Konchalovski dirigiendo una película de estas características. Cuando aún le recordamos por "Tango y Cash" (y mira que han pasado años) donde Kurt Russell y Sylvester Stallone hacían de las suyas pistola en mano, ahora de repente nos cuela a la angelical Elle Fanning (¿Es la misma actriz de Super 8? ¿Dónde se dejó el talento?) y al exagerado John Turturro para contarnos a ritmo de baile que la vida no puede contener colores grisáceos.
El caso es que la historia presenta un alegato claro en favor de la inocencia, volver a ser un niño. Gracias a las historias del tío Albert, María alimenta su imaginación (aparentemente sin necesidad de condimentos psicotrópicos) que explota con fuerza en sus sueños trasladándola a un mundo onírico donde el mal en forma de ratas está dominando al bien que representa un cascanueces de madera.
Aceptable uso de los efectos visuales, totalmente necesarios para transmitir la sensación de oscuridad que domina el mundo. Las ratas, que parecen nazis encubiertos, son reflejo de la cobardía y el despotismo dictatorial. Queman juguetes para matar la inocencia, quitan libertad para evitar la rebelión, atacan a quienes son distintos.
Con un metraje excesivamente largo "El cascanueces" falla en el ritmo y la intensidad. Se pierde en diálogos sin fundamento, piezas musicales mal desarrolladas y en general poca originalidad. Le salvan sus buenas intenciones pero ni siquiera el mensaje llega a calar por difuminarse en una trama fallida.
Como escuché a un crítico... pobres niños!!!!
José Daniel Díaz