Tras la trilogía de El señor de los anillos hubo muchos que se quedaron con ganas de más aventuras en la tierra media, así que aprovechando la existencia de una primera novela como es el Hobbit, Peter Jackson decidió volver a llevar la historia de Tolkien a la gran pantalla aunque sólo como productor. El mexicano Guillermo del Toro era el elegido pero continuos problemas de producción y retrasos hicieron que abandonara el proyecto y tuvo que ser de nuevo Peter Jackson el que se encargara de todo. Lo que en un principio iba a ser una única película se ha convertido en otra trilogía. El material de partida de El señor de los anillos y El Hobbit es bastante diferente, el primero son tres novelas y el segundo es una novela corta que muchos califican como un cuento para niños. Para un profano como yo en el universo literario de Tolkien desconozco hasta que punto han sido fieles los guionistas con la historia y que aportaciones han hecho en esta nueva aventura y es que en El señor de los anillos sí que hubo algún que otro cambio que no gustó demasiado a los más fieles.
El escenario de El Hobbit ya es conocido y la mayoría de los personajes también, así que no es necesaria una gran presentación porque vamos a ver nuevas aventuras de viejos conocidos a los que teníamos ganas de reencontrarnos. La trama principal de El Hobbit es que los enanos consigan recuperar su reino que perdieron por el ataque de los orcos y por la indiferencia de los elfos que no les ayudaron en un momento crucial de la batalla. El heredero al trono reúne a un grupo de enanos y con la ayuda de Gandalf y Bilbo Bolsón inician un viaje peligroso que les cambiará para siempre. El inicio es lento y le cuesta arrancar, y es que uno de los fallos de la película es que tiene mucho de relleno y alarga situaciones, se recrea en ciertos personajes más de lo que debiera. Las casi tres horas que dura la película que serán más en la versión extendida en formato doméstico pueden agotar a un espectador medio pero que apasionará a los seguidores de El señor de los anillos y reencontrarse con personajes como Bilbo Bolsón, Frodo, Galadriel, Gandalf o Gollum. Para el personaje protagonista no ha habido mejor elección posible que Martin Freeman, actor de gran trayectoria pero que el mayor reconocimiento lo está llevando ahora como el Watson de la serie de la BBC Sherlock. La transformación de Bilbo, que pasa de ser un tranquilo Hobbit que vive en la comarca sin demasiadas preocupaciones a todo un héroe es asombrosa.
Es cierto que el inicio es algo lento pero en cuanto el escenario, los personajes y la trama presentada, va mejorando el ritmo hasta un final que deja la historia en un momento alto que nos deja con las ganas de poder ver ya la segunda parte. Como buena película de aventuras hay bastante acción y las batallas están muy conseguidas pero, ¿ Acaso se podría esperar otra cosa? El director mete a sus personajes en constantes situaciones complicadas y de difícil resolución y es cuando Gandalf actuando como Deus ex machina soluciona los entuertos.
La podremos ver en 3D que no es ninguna novedad. Lo que ofrece Peter Jackson es que podremos verla a 48 fps frente a los 24 fps con el que, según él, el ojo humano es capaz de ver el efecto tridimensional. No sé si eso es cierto porque la he visto a 24, pero quien la ha visto a 48 dice que la imagen se ve acelerada y se parece a la serie de Benny Hill.
En definitiva, El Hobbit es una buena película de aventuras aunque no del todo conseguida, pero antes habrá que esperar a ver las dos secuelas y valorarlo en su conjunto.
El Hobbit: Un viaje inesperado se estrena este viernes