Crítica: El Precio del Mañana

Publicado el 06 noviembre 2011 por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic


El género de ciencia ficción nos abre las puertas a posibilidades inimaginables, en donde la única limitante es la creatividad del autor. Algunos de ellos son capaces de recrear al detalle los orígenes de tan alteradas realidades y otros prefieren enfocarse en el mensaje que desean transmitir. Quisiera afirmar que este es el caso con la nueva película del director y escritor Andrew Niccol, quien es mejor conocido por “Gattaca”, pero no logra cubrir del todo ambos aspectos.

Will Salas (Justin Timberlake) habita un mundo en donde todos mágicamente dejan de envejecer a los 25 años. A partir de ese momento, sólo tiene un año de vida, es por eso que es necesario conseguir un empleo para aumentar tu longevidad, el detalle está en que la moneda de cambio para pagar la renta, comprar un café o hasta llamar por teléfono, es tú tiempo. Por lo tanto las personas de clase alta viven eternamente a costillas de aquellos que laboran en sus empresas. Cuesta tiempo el viajar de ciudad a ciudad o como el filme insiste en llamarles “zonas horarias”, así que los jodidos jamás podrán mudarse y estarán segregados a sus miserables vidas hasta que se les acabe el tiempo y se mueran de un ataque cardíaco.  En el antebrazo de cada individuo, se puede ver tu fecha de expiración con una iluminación fosforescente envidiable y con serias repercusiones a tu seguridad personal si es que marcas demasiadas cifras.

Los primeros minutos están llenos de explicaciones de como funciona el mundo alterno, sólo las suficientes para avanzar la trama, dejando demasiadas preguntas por responder: ¿Cómo la humanidad logra vencer la muerte?, ¿quién creo el nuevo sistema monetario por el cual la sociedad se rige?, ¿las mujeres pueden tener hijos eternamente?, ¿cómo funcionan los cronómetros personales?, ¿se pueden hackear? Sólo por mencionar algunos.

La vida le sonríe a Will y su súper sexy mamá estelarizada por Olivia Wilde, hasta que un día alguien entra en un bar con un siglo de vida en su brazo, algo impensable en ese horrible lugar en donde se vive a segundos. Ya se imaginaran que algunos nativos se dedican a robar para literalmente sobrevivir y por lo tanto quieren ese preciado motín, pero Will siendo tan buena onda, decide salvarlo y así comenzar una serie de diálogos filosóficos (marca Waldo´s) sobre el valor del tiempo y como él siendo prácticamente inmortal quiere morir. Sin explicarnos a detalle que es lo que hace que ese sujeto se quiera matar y sólo su monólogo como prueba de su largo sufrimiento por este mundo, hace que su destino no tan impactante como debió de haber sido.

Después de una escena en donde dos personas corren para abrazarse y que yo pensé que habían caído en desuso. Will decide cambiar de aires y visitar la gran ciudad en donde los “Job Creators” (término muy norteamericano) habitan con el fin de conocer las razones de tan cruel sistema en donde los pobres mueren para que los ricos vivan. Claro que en el camino, no hay nada de malo en disfrutar las bondades del sistema y hasta darse tiempo de jugar póker (el momento más emocionante de la película). Como no puede faltar el amor, entonces conoce a Sylvia Weis (Amanda Seyfried), hija de un magnate ultra poderoso, que ayudará a que Will comprenda lo injusto que es el mundo.

Andrew Niccol visualiza un futuro con aspectos “retro” en el vestuario, edificaciones y automóviles que emiten sonidos patentados por los “Supersónicos”. No se si fue para ser visualmente accesible o simplemente una forma de no complicarse el trabajo. Atrás quedó la calma y elegancia que nos demostró en “Gattaca”, para dar paso al acelere y constantes sermones de como no valoramos el tiempo que tenemos. Al principio las ideas que transmite son interesantes, pero con el transcurso de la película te das cuenta que no hay demasiado que tiene que decir y recurre a rellenar la otra mitad con escenas de persecución de dos villanos creados para crear tensión entre la pareja de enamorados.

Para sorpresa de muchos, la actuación de Justin Timberlake no hunde la producción. Es efectivo al momento de golpear toda persona que se interponga en su camino y hasta logra mantener cierta química con su compañera Amanda Seyfried, no al grado de amor eterno, pero si como un noviazgo que está creciendo en pasión. Si acaso, nos deja a deber en los momentos dramáticos, en donde parece que alguien le esta oprimiendo la cabeza o algo parecido. Mientras la irreconocible Amanda, también logra defenderse al no ser insoportable como la indefensa victima de las circunstancias, inclusive al ver la realidad del mundo hace una creíble transición  a “chica súper poderosa” .

El mensaje “tiempo es dinero” es evidente, sólo que la crítica que se pretende hacer de las clases sociales y su solución no es del todo satisfactoria. Nos plantea la idea de héroes que desafían el sistema, provocando el caos, mientras que el resto de la gente no hace nada. Si vidas se están perdiendo a diario y el aumento del costo de los servicios está asfixiando a la población ¿por qué no estalla una revolución? Ya vimos que en este mundo no existe orden público, sólo reglas que delimitan los estilos de vida y los policías existentes nada más protegen que no existe gran cantidad de tiempo en el mercado.  Es por eso  que mejor me detengo, no es recomendable pensar en tantos detalles que hacen evidente la falta de lógica en el libreto, simplemente arruinan una adecuada película para ver en sábado.

Calificación: ★★★☆ 

Trailer El Precio del Mañana / In Time