Crítica "En la orilla" de Rafael Chirbes

Publicado el 03 abril 2014 por 1001lectores @1001Lectores

Título: En la orilla
Autor: Rafael Chirbes
Editorial: Anagrama
ISBN: 978-84-339-9759-3
Páginas: 440

Para mí ha sido todo un reto terminar de leer la novela a tiempo, pero lo más difícil sin duda fue intentar hacer un análisis de una obra, a mí entender, densa y compleja.
Debo reconocer, que no había leído nada de Chirbes, y ni siquiera lo conocía como escritor. Justo este mes, que nos tocaba leerlo, le conceden el Premio Francisco Umbral. Además, “En la orilla” fue reconocido por críticos y periodistas del diario El País como mejor libro del año 2013.
Este escritor, valenciano y amante confeso de Galdós, ha sido considerado durante algún tiempo como un escritor de los llamados, incómodos, siendo incluso reconocido antes en Alemania que en nuestro país, con “Crematorio”, libro del que se hizo una adaptación televisiva con una miniserie en España, cosechando en su momento, buenas críticas.
En mi opinión, “En la orilla” es una novela que va más allá del realismo. Yo la llamaría “ultrarrealista”. Esto es así porque a través de sus páginas, puedes oler, ver y sentir lo que Chirbes quiere transmitir, como si estuvieras tú mismo en su pantano. En ocasiones, te llega el olor a viejo, caminas por las sendas embarradas, te salpica el agua cenagosa, se te oprime el pecho cuando

Esteban habla de Leonor y puedes ver la luz del Mediterráneo que por momentos te deslumbra.
Las distintas voces que bucean en el alma de sus personajes, el tono obsesivo, cruel y directo de Esteban, el protagonista, que se debate continuamente entre lo que pudo ser y no fue, pueden llegar, en ocasiones a asfixiar al lector. Esto es posible gracias a un trabajo exquisito de introspección y disección de cada uno de ellos.
Hay otro protagonista en la historia que no es humano: el marjal, el pantano que puede hablarnos, que esconde secretos, que también tiene alma.
El argumento de la novela, la crisis económica, la corrupción, los pelotazos inmobiliarios, las apariencias y los secretos acompañan a Esteban, el carpintero, hijo de carpintero, a la hora de describir su pueblo, Olba, sus gentes y a su padre, omnipresente figura en su cobarde existencia, que fue su verdugo y que ahora está en sus manos, aquejado de una enfermedad terminal. Su víctima.
En mi opinión, aparte de ese realismo descarnado, lo mejor de la novela, ha sido la maestría en el uso del lenguaje, donde cada palabra estaba colocada en el lugar apropiado y el dominio de los símbolos, las metáforas y de la fusión de lo exterior con lo interior.
Es un escritor valiente, con una novela dura y a la vez cierta. No apta para los que viven en mundos imaginarios o quieren continuar de espaldas a lo que pasa de verdad.
Crítica: Belén Valiente.