Crítica exprés: El burlador de Sevilla

Publicado el 24 abril 2018 por Universo De A @UniversodeA

Excelentísima atención al público en el Teatro de la Comedia; muy especialmente en el guardarropa (milagro… pero, tal y como se dicen en este blog las cosas malas, siempre hay que decir las buenas también).

Programa de mano con un texto muy desvaído.

Reconozco que acudí a ver esta obra, muy en parte, porque sentía que debía de autocompensarme a mí mismo tras el desastre aquel que a todos había horrorizado en el Teatro Español, difícil de olvidar, en el mal sentido, y del que sentía que necesitaba algún tipo de reparación… y hasta cierto punto lo conseguí.

-El burlador de Sevilla: debo reconocer que, si uno no se pone muy exigente, esta producción es bastante aceptable.

Tiene innumerables defectos, sin duda: como una dirección de escena que busca desesperadamente el lucimiento; un vestuario que está muy perdido y que no sabe bien que está evocando; una escenografía más bien pobre y que parece un reciclaje de otras anteriores (a mí en particular, me pareció un plagio descarado de aquella producción mítica del Teatro Real de “Cosí fan tutte”)… etc; y, en general, toda la producción posee una gran falta de gusto y de sentido estético.

A cambio, posee ciertas virtudes (no exentas de un “pero”, eso sí), como: el uso de la música (sin embargo, bastante poco agradable al oído); unos actores que no sobreactúan (aunque ninguno llega a emocionar y mucho menos resultar verosímil… sin mencionar que, los más televisivos, tipo Pepe Viyuela, siguen haciendo el mismo papel de siempre… aunque, dado que no han hecho otra cosa en la vida, tampoco se les puede pedir más); una versión del texto coherente y que, en líneas generales, narra bastante bien la historia (hasta que lo estropea todo al final con un monólogo ridículo); y, algún que otro buen momento escénico.

En definitiva, esta producción es bastante aceptable y soportable, no es una maravilla, pero bien podría ser mucho peor (como demasiado bien sabemos); y creo que podrá ser bien recibida (si no se espera demasiado, ni se es exigente) tanto por aquellos que quieran conocer a este primer don Juan, como para los que ya estén familiarizados con la versión de Tirso de Molina.