Sinopsis: Año 2065. La tierra ha sido devastada por una invasión alienígena. La Dra. Aki Ross confía en descubrir pronto el misterio que envuelve a los alienígenas y salvar a la raza humana.
No he jugado una sola vez a ningún videojuego de Final Fantasy, así que la película “Final Fantasy, la fuerza interior” la juzgaré sólo como película en sí y no además como adaptación de un videojuego.
“Final Fantasy, la fuerza interior” resulta una película en suma interesante. Considerada como una película de “animación digital”, aunque esa no fuese la intención de quienes la realizaron, resulta muy contrapuesta a las cintas de animación digital que se hicieron hasta el día de su estreno: “Bichos”, “Dinosaurios”, “Monstruos S.A.”, “Shrek”, “Toy Story” y poco más. Es decir, las películas de animación digital que se habían estrenado hasta ese momento eran películas infantiles, estaban destinadas a un público infantil. La animación digital se usaba para contar historias infantiles, poco adultas. No es el caso de “Final Fantasy, la fuerza interior”, que cuenta una historia adulta, con tramas demasiado complejas para que las entienda un niño, y que está protagonizada por personajes adultos, y no por juguetes o animales.
Tiene más mérito teniendo en cuenta que la producción de “Final Fantasy, la fuerza interior” empezó en 1997, cuando el único largometraje de animación digital que se había estrenado hasta ese momento era “Toy Story”. Una película de ciencia-ficción para adultos hecha con una técnica usada sólo para producciones infantiles y que además era novedosa. Fue una apuesta muy arriesgada.
Resulta más arriesgado teniendo en cuenta que los máximos responsables de “Final Fantasy, la fuerza interior” no pretendían hacer una película de animación digital propiamente dicho sino una película hecha digitalmente por entero de la forma más realista posible, una especie de realidad digital, con “actores” digitales.
En éste sentido la propuesta era ambiciosa. No era la primera vez que para una película se recreaban “actores” digitalmente, pero esa recreación se usaba en planos generales para recrear grandes multitudes para no tener que contratar a miles o decenas de miles de actores para numerosas sesiones de rodaje, o para sustituir a actores reales en escenas demasiado arriesgadas para que las pudieran hacer actores reales o incluso dobles de acción. Películas como “Titanic” o “Gladiator” son buenos ejemplos. El hecho de que dichas recreaciones se viesen empequeñecidas por la lejanía dentro del cuadro hacía que no se apreciase su textura digitalizada, y que el espectador no lo diferenciara de lo que dentro del cuadro sí era real. Pero claro, en “Final Fantasy, la fuerza interior” se pretendía recrear digitalmente a todos los “actores”, incluyendo secundarios y protagonistas, recrear “actores” digitalmente que fuesen lo más realistas posible.
¿Cómo luce el resultado? Bueno, hicieron lo que buenamente pudieron y el resultado no es malo, todo lo contrario, teniendo en cuenta que la película se hizo entre 1997 y 2001 resulta impresionante. Se quedaron en animación digital, pero una animación digital muy realista. La animación digital de “Final Fantasy, la fuerza interior” es asombrosa, incluso quince años después. El nivel de realismo de las recreaciones digitales de los “actores” es espectacular. En los planos cerrado se puede distinguir las arrugas, los poros de la piel, los pelos de la barba o el bigote, los pelos del cabello... y todo con un detallismo impresionante. Curiosamente cuanto más cerrado es el plano más realista parece la imagen digital.
No sólo el aspecto corporal está conseguido de forma muy realista, también la ropa de los personajes, los pliegues que se forman, el movimiento de la ropa, la textura del tejido... y la luz, está muy bien trabajado el efecto de la luz en los personajes y en los objetos, luce muy realista.
Aunque la animación digital, o recreación digital de los “actores”, está asombrosamente conseguida, se puede percibir una leve falta de naturalidad en el movimiento corporal de algunos personajes en ciertos momentos, no muchos momentos, también hay que decirlo. En todo el conjunto de la película son pocos los momentos en que se percibe esa leve falta de naturalidad en el movimiento corporal de algunos personajes.
Hay otro aspecto de la recreación digital de los “actores” que también hay que destacar, y es las “interpretaciones”, por llamarlo de alguna manera, si asumimos que unos efectos digitales que recrean un rostro humano y sus expresiones faciales mostrando reacciones emocionales se les puede llamar “interpretación”, pero a falta de otra terminología llamémosle “interpretación”. En la mayoría de las escenas las “interpretaciones” de los “actores” recreados digitalmente están bien conseguidas, tampoco se pueden igualar con las interpretaciones de los actores reales (bueno, dependiendo de qué actores), pero se percibe una reacción emocional a través de las expresiones faciales muy bien conseguidas... en la mayoría de los momentos de la película, no en todos. Las “interpretaciones” están bien conseguidos cuando los personajes muestran preocupación, sorpresa, enfado, ira, odio, rencor o incluso alegría, pero no cuando los personajes muestran tristeza y a veces incluso lloran. En esos momentos las “interpretaciones” son poco creíbles, poco naturales, poco realistas, no están bien conseguidas.
El guión resulta interesante también, pero no termina de estar bien. Hay aspectos del guión que están muy bien, y otros que fallan mucho. La historia de “Final Fantasy, la fuerza interior” llama mucho la atención, la idea de que la Tierra tiene espíritu y que a su vez ese espíritu dota de espíritu a todos los seres vivos que pueblan la Tierra. Ese espíritu en la película es llamado GEA, es como una deidad que la protagonista, la Dra. Ross, pretende usar para aplacar a los alienígenas, que en realidad son espectros. Resulta muy interesante como la película, pese a no mostrar en ningún momento signos religiosos ni personajes religiosos ni acciones religiosas, nos cuela con su historia una síntesis religiosa como base de una trama de investigación científica, y lo hace con apreciable sutileza.
A pesar de que los personajes son arquetípicos, están bien dibujados, resulta visible qué es lo que les motiva a hacer lo que hacen, y las relaciones entre ellos están bien ideadas. La Dra. Aki Ross y el Capitán Gray Edwards, por ejemplo, se ve que anteriormente tuvieron una relación amorosa y que terminaron por romper, pero no se enseña, no vemos ningún flashback que lo explica, simplemente lo deducimos por la actitud que tienen entre ellos dos, lo que se dicen.
Sin embargo hay muchos diálogos en la película que resultan muy poco trabajados y, a veces, incluso pobres, irrelevantes, ilógicos y absurdos. Y lo peor de todo, los obstáculos. En toda buena historia hay obstáculos que le dificultan al protagonista el alcanzar su objetivo, también en esta película, pero en “Final Fantasy, la fuerza interior” los obstáculos son muy forzados, hay muchos obstáculos constantes, uno detrás de otro, sin razón aparente, metidos con calzador, y se nota bastante.
La música os lo mejor de la película, por detrás de la animación. La música compuesta para la película es muy acertada. No debería sorprender siendo Elliot Goldenthal el compositor musical de la película. Goldentahl ha compuesto la música de “Entrevista con el vampiro”, “Heat”, “Titus”, “Frida” (por la que ganó el Oscar) y “Across the universe”. La música que Goldenthal compuso para “Final Fantasy, la fuerza interior”, pese a no ser su mejor trabajo, resulta una composición tan recordable como la animación de la película.
“Final Fantasy, la fuerza interior” termina por ser un interesante y estimulante trabajo de animación digital, y una recordable y estimable cinta de ciencia-ficción afectada negativamente de forma destacable por un guión necesitado de revisiones y unas reminiscencias a “Aliens, el regreso” que sobran y no aportan nada que pudiese mejorar el curioso resultado final.
Mi califiación es: