Crítica | “Final Girl”, una de las peores películas del año

Publicado el 11 agosto 2015 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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Ficha técnica | Título original: Final Girl. Director: Tyler Shields. Guión: Steve Scarlata, Alejandro Seri, Johnny Silver. Reparto: Abigail Breslin, Wes Bentley, Alexander Ludwig, Francesca Eastwood, Alexander Weber, Cameron Bright. Género: Slasher, Terror. Duración: 90 minutos. Año: 2014. País: EE.UU.. Fotografía: Gregory Middleton. Música: Marc Canham. Productora: Nasser Entertainment, Prospect Park. 

Sin saber ni cómo, ni cuándo ni por qué, una muchacha (Abigail Breslin) es entrenada por un hombre (Wes Bentley), el cual está ahí tras perder a su mujer y su hija, sin más explicaciones. Sin saber para quién trabajan, ni con qué propósito, tenemos a esta pareja de ¿asesinos a sueldo? que pondrán fin a una serie de asesinatos por parte de unos psicópatas, tampoco sabemos cómo los encuentran ni nada que no sea este hecho aislado.

Película de bajo presupuesto de terror –que podrían habérselo ahorrado–, protagonizada por Abigail Breslin, esa actriz que fue nominada a los Oscar por “Pequeña Miss Sunshine” y la cual parece haber caído en una serie de catastróficas desdichas en forma de películas de suspense/terror de bajo presupuesto que son infumables, las mires por donde las mires. De los últimos cinco años destaca –para bien o para mal– en su filmografía “Maggie”, aún pendiente de estreno en España hasta Sitges, “August: Osage Country” y no gracias a ella, “The Call” no sólo por ser mala, sino por contar en el cast con la oscarizada Halle Berry y “El Juego de Ender” por su escalabro monumental. Así que a grandes rasgos quitando “Pequeña Miss Sunshine” (2006), “Sin Reservas” (2007), “My sister’s Keeper” (2009) y “Zombieland” (2009), todo lo demás es desechable.

Centrándonos en “Final Girl”, nos encontramos una película en la que un hombre, Wes Bentley, se dedica a “educar” a Verónica, Abigail Breslin, como asesina a través de métodos un tanto cuestionables para acabar encargándole un “trabajo fin de carrera” al enfrentarse a cuatro asesinos en serie, que parecen calcados de “La naranja mecánica” salvo por los trajes con pajarita.

Tras un 50 minutos lentos de presentación o un intento de inicio, comienza la cacería, y sí la protagonista corre con tacones… oyes qué manía que nos ha dado con esto o si no fijaos en “Jurassic World”. A partir de aquí empiezan los momentos de vergüenza ajena. Las coreografías de las peleas son irrisorias, sin contar que Abigail Breslin aquí no convence en el rol de chica todoterreno, en todas las películas las hostias son falsas… pero aquí están a otro nivel de idiotez. Vamos, que se nota que ni se tocan.

Luego los cuatro caballeros están como una cabra, por un lado tenemos al del hacha & roll, que parece una especie de Elvis zumbado. El del cinturón y los guantes obsesionado con su madre. El de la novia, un ex-crepusculito rellenito y por último el cabecilla, Alexander Ludwig, que es el típico ligón porque se cree guapo, pero en realidad no es más que un gilipollas atrevido… el mismo papel que en “Los Juegos del Hambre”.

En resumidas cuentas, un cóctel ridículo, que esperas que explote con acción, hostias o algo de intriga tras 50 minutos insulsos y te sorprende, sí, pero para peor con focos en mitad del bosque. Le doy un 2 y gracias, porque es una cosa mala, sí, pero podría haber sido aún peor. Por cierto, la asesina que se enfrentó a los asesinos, ¿es también una psicópata o una heroína? Aún no lo sé.

Crítica: María José Díaz-Maroto