Sinopsis: Ha pasado un año desde que el equipo de Dominic Toreto y Brian pudiera regresar finalmente a Estados Unidos, tras ser indultados. Desean adaptarse a una vida en la legalidad, pero el entorno ya no es el mismo. Dom intenta acercarse a Letty, y Brian lucha para acostumbrarse a la vida de una urbanización con Mia y su hijo. Ninguno de ellos imagina que un frío asesino británico, entrenado para realizar operaciones secretas, se cruzará en sus vidas para convertirse en su mayor enemigo.
Si en “The Fast & The Furious” (“A todo gas”, como se tituló en España) la banda que capitaneaban Vin Diesel y Michelle Rodríguez atracaban camiones de mercancía desde vehículos deportivos tuneados, en “Furious 7” lo que atracan son a los espectadores desde un guión cuyos autores deberían ser entregados el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y condenados por crímenes contra la literatura cinematográfica y el buen gusto.
La verosimilitud se va a tomar por culo a los treinta segundo. A partir de ahí, y durante más de dos horas, se suceden un seguido de disparates y absurdidades a cada cual más incoherente y más propias de la desbordante imaginación y escasa inteligencia de un niño de tres años.
Si en “Misión: Imposible 2” los coches follaban y bailaban, en “Furious 7” vuelan y destrozan edificios. La destrucción que se aprecia en la película es tal que seguro hará las delicias de Santiago Calatrava, en comparación “Man of Steel” se queda muy corta.
Con ésta última entrega la saga de “A todo gas” pierde su esencia, su razón de ser, el motivo por el que se inició. Si la primera entrega iba de carreras ilegales de coches deportivos tuneados, que es por dónde tendría que haber seguido el resto de films posteriores, la séptima película de ésta franquicia innecesariamente alargada termina por ser una película de espías con acción desmadrada e inverosímil en diversos sitios del globo. Tanto es así que “Furious 7” ya no parece tanto una película de la saga “A todo gas” como una continuación de los films de “xXx”.
James Wan demuestra ser un maestro dirigiendo películas de terror y misterio, pero no tener ni puta idea de rodar películas de acción. Acostumbrado a los presupuestos destacablemente limitados, no ha sabido qué hacer con 190 millones de dólares, y eso se ve en cada escena del film. La dirección de James Wan en “Furious 7” es descuidada y deficiente, no se vislumbra motivación ni ganas. Nada que ver con el director de las cuatro anteriores películas de la saga, Justin Lin, que no es tan buen director, pero saber rodar acción y muy bien. Después de la mierda esa de “The Fast & The Furious: Tokyo Drift” (con diferencia la peor película de la saga y sin duda alguna una de las peores películas de la historia del cine), Justin Lin aprendió de sus errores y mejoró muchísimo con las tres siguientes películas, demostrando poner ganas y entusiasmo al rodar las películas de “A todo gas”. En el caso de “Furious 7” es todo lo contrario, al verla se tiene la sensación de que Wan la ha dirigido con total desgana.
Kurt Russell y Djimon Hounsou son los únicos que actúan, los demás actores se limitan a poner caras simplonas y decir chorradas, algo que a los directivos de Universal les traerá sin cuidado pero a mí no. Como espectador, al pagar una entrada y perder dos horas de mi tiempo, quiero disfrutar de una película que merezca el dinero que he pagado y el tiempo que he perdido en verla. Aunque los que han perdido el tiempo de verdad son todos aquellos que han participado en la producción de la película, vistos los resultados es preferible que no se hubiese hecho.
“Furious 7” se va tan ricamente a la mierda. Si ésta es la despedida cinematográfica de Paul Walker, una razón de más, aparte del simple sentido de humanidad, para desear que no se hubiese muerto.
Mi calificación es: