Sinopsis: El equipo de la mayor Kusanagi intervine en la embajada de la Oficina de Comercio de Extremo Oriente, órgano económico de la Unión Asiática Oriental, dónde los funcionarios diplomáticos han sido tomados como rehenes por un grupo de militares rebeldes que se oponen a la privatización del ejército. Lo que no saben Kusanagi y compañía es que la toma de rehenes en la embajada es una distracción para que no puedan evitar el asesinato del primer ministro, que muere en un atentado junto con una antigua compañera de Kusanagi. El hijo del primero ministro, que aprobó el presupuesto para la unidad de Kusanagi, le pide a esta que resuelva el caso del atentado contra su padre, y Kusanagi se ve en la necesidad de aliarse con la Sección 9 para desenredar los entresijos que se ocultan tras el atentado, y que parecen implicarla personalmente.
“Ghost in the Shell: The rising” no termina siendo una precuela directa de “Ghost in the Shell” (Mamoru Oshii, 1995) sino más bien una precuela-reboot. No es una mala propuesta, veinte años después del estreno de la película anime resulta admisiblemente oportuno hacer un reinicio que ofrezca y muestre cosas nuevas.
El estilo de la animación es coherente con éste reinicio de la historia que propone la película anime. El estilo de la animación cambia drásticamente con respecto a “Ghost in the Shell”, no sólo en las tonalidades, sino en los diseños, tanto de los escenarios como de los personajes. El estilo visual es muy diferente, seguramente debido a que esta película de Ghost in the Shell no está dirigida por Mamoru Oshii sino por Kazuya Nomura, y se nota mucho. Si uno ve “Ghost in the Shell 2: Innocence” y luego ve esta ”Ghost in the Shell: The rising”, y compara las dos, verá que estilísticamente y narrativamente son muy distintas, y también musicalmente, puesto que Kenji Kawai ya no se ocupa de la banda sonora en esta película.
No por ser estilísticamente diferente con respecto a sus antecesoras quiere decir que la animación de la película sea mala, al contrario, está muy bien trabajada y resulta visualmente atractivo, no tanto como la animación de las películas de Oshii, ni tampoco tan extremadamente detallista como era la animación de “Ghost in the Shell 2: Innocence”, pero si lo suficiente como para terminar de ser satisfactoria en su conjunto y acabado.
De nuevo la trama principal se desarrolla en una investigación criminal, pero en esta película, y a diferencia de sus antecesoras, la trama de investigación criminal es tan compleja que resulta farragosa y es imposible terminar de entenderla en su plenitud en un primer visionado. Más o menos como sucede en “El sueño eterno” (Howard Hawks, 1946). Yo he visto la película tres veces y sigo sin acabar de entender y enlazar muchos aspectos de la investigación que llevan a cabo los personajes principales. Se puede entender mejor la historia que se muestra viendo anteriormente los cuatro OVA's que anteceden a esta película y sirven como precuela de “Ghost in the Shell: The rising”. Se puede ver la película sin haber visto anteriormente los cuatro OVA's, pero estos son un buen complemento para entender mejor el contexto y los antecedentes de la historia que se muestra.
A pesar de su gratuitamente excesiva complejidad argumental, “Ghost in the Shell: The rising” resulta entretenida, no aburre en ningún momento, los personajes están bien construidos y son bastante empatizables. Tiene buenas dosis de acción, bien construida y bien mostrada. La película no está a la altura de sus antecesoras dirigidas por Oshii, pero tampoco lo pretende, no juega a eso, no ambiciona a más de lo que ya es, no es pretenciosa, y eso la redime, en parte, de no ser tan buena como “Ghost in the Shell” o “Ghost in the Shell 2: Innocence”. Si la película fuese una precuela directa, con el mismo estilo, sí le rendiría muy negativamente el no estar a la altura de “Ghost in the Shell”, como sí lo estuvo “Ghost in the Shell 2: Innocence”, pero al ser una precuela-reboot, es decir, al ser un reinicio que obvia a sus antecesoras, aunque les rinde homenaje, sobretodo a la primera, y sobretodo teniendo una estilo destacablemente distinto, no resulta negativo que no esté a la altura de las películas de Oshii.
“Ghost in the Shell: The rising” plantea un contexto político muy acentuado, como lo hacían los episodios I, II y III de Star Wars dirigidos por George Lucas. Vemos en esta película como se muestra los efectos en la práctica de la doctrina del choque en el sistema de capitalismo neoliberal, pero la particularidad es que “Ghost in the Shell: The rising” lo presenta desde un espacio de cibernetización, reproduce en la explotación de la cibernatización la experiencia de la doctrina del choque que se ha ido ejerciendo desde el fin de la primera guerra mundial. Así, vemos como, a través de la cibernetización, no se comercia ya con lo material, que también, sino incluso con lo existencial. Una alegoría muy atrevida, tanto como lo dibuja “Black Mirror”, de la realidad que vivimos actualmente, y eso es un valor añadido muy positivo a “Ghost in the Shell: The rising”.
Mi calificación es: