Esto es lo que pasa cuando ya no hay nada que relatar y uno de los actores se niega a aparecer de nuevo en la saga.
Es evidente que el tercer filme “La rebelión de los Lycans” fue sólo para tapar los huecos dejados por sus antecesoras, al no haber nada más que ver sobre el legado Corvinus. Por eso ahora no hay rastro de los guionistas Len Wiseman y Danny McBride. Esto es un intento por recuperar una franquicia que le proporciona una buena cantidad de dinero a la casa productora, que por supuesto está en todo su derecho de continuar perpetuamente con la historia de “Inframundo”, sólo que con algo de dignidad si es que la tiene.
Con sólo los despojos de lo que alguna vez fue una mitología entre vampiros y licántropos, se pretende construir nuevas bases de lo que seguro será otra serie de secuelas. Al negarse a participar en esta ocasión Scott Speedman como el eterno compañero de aventuras de la vampiresa, entonces todo el peso del filme recae completamente en la actriz Kate Beckinsale. En realidad no es tan malo, porque aún logra mantenernos atentos a cada uno de sus explosivos combates a muerte con solo su mirada.
Los primero minutos prometían un cambio en la balanza de la guerra entre inmortales. Ahora los humanos estaban enterados de la presencia de estos seres y por lo tanto realizaron una erradicación masiva para protegerse. Inmediatamente Michael y Selene son perseguidos con terribles consecuencias que involucra el despertar de nuestra vampiresa 12 años después. Al estilo “Resident Evil” y hasta “Alien 4″, nuestra vampiresa debe de descubrir que es lo que ha pasado durante su ausencia y la terrible conspiración que existe contra los de su especie.
En su lucha contra el mal, Selene conoce a una niña con extraordinarios poderes, un nuevo galán que suple la ausencia de Michael y un humano demasiado comprometido en la causa de la “ojitos azules”. El problema es que no te importa ninguno de ellos. Quiero pensar que los nuevos actores para rellenar las vacantes no fueron lo suficientemente aptos, porque de lo contrario me hace dudar de la capacidad del guionista J. Michael Straczynski, quien algunos de ustedes reconocerán por ser el responsable de la serie de ciencia ficción “Babylon 5″ y una buena cantidad de historietas de “El Hombre Araña”. Admito que en lo poco que se puede llamar de trama, trato de devolver los elementos de familia entre los personajes, pero sinceramente los actores son planos y tan faltos de intensidad, que se vuelven oportunidades perdidas. Prefiero mil veces las sobreactuaciones de Bill Nighy (Viktor) y Michael Sheen (Lucian), al menos lograban que mantuviéramos la atención.
Cualquier mitología que había mantenido a flote a “Inframundo”, ahora ha sido reemplazada con una gran cantidad de escenas de acción que apenas y logran llenar el perfil de los 88 minutos de duración. Esto será demasiado grato para quienes esperan una buena dosis de batallas con ametralladoras, sangre por montón y una buena carnicería, porque eso es lo único que queda de lo que se puede llamar entretenimiento. No puedo negar que las secuencias tienen su encanto, son las más dinámicas de toda la saga al hacer uso del 3D como principal atractivo. Y eso esto todo lo que tiene esta cinta.
Me hubiera gustado otra visión para la continuación de la saga, había elementos que pudieron ser utilizados de otra forma. En especial ver la decadencia de los vampiros al extremo, al pasar de los lujos a la miseria, una evolución más allá de los experimentos genéticos de los licántropos, una guerra entre híbridos, o simplemente mirar la erradicación de ambas razas, no que ver la ridiculez de “King Kong Lycan” persiguiendo a Selene como una bola gigante de pelos.
Sinceramente esto ya no tienen nada que ver con el “Inframundo” que conocemos y no existe nada nuevo por lo que valga la pena. Es una lástima porque al menos la trilogía tenía ambiciones épicas, ahora sólo se conforma con hacer explotar edificios.
Calificación: ★★☆☆☆