Título Original: John Carter Director: Andrew Stanton Guión: Andrew Stanton, Mark Andrews y Michael Chabon Música: Michael Giacchino Fotografía: Daniel Mindel Montaje: Eric Zumbrunnen Interpretes: Taylor Kitsch, Lynn Collins, Willem Dafoe, Bryan Cranston, Mark Strong, Thomas Haden Church, Samantha Morton, Ciarán Hinds, Dominic West Distribuidora: Disney Fecha de Estreno: 09/03/2012
COWBOYS, PRINCESAS Y ALIENS
La importancia histórica de Una princesa de Marte novela de Edgar Rice Burroughs también creador de Tarzán es enorme, de ella beben directamente de Star Wars a Avatar pasando por Star Trek o Galactica, tan importante ha sido para el desarrollo de la ciencia ficción en el cine que ahora se encuentra con un problema enorme, y es que esta adaptación llega demasiado tarde, cuando es incapaz de sorprender a nadie pese a sus extraordinarios efectos visuales y su cuidado tratamiento en 3D. El esfuerzo de Disney para llevar a cabo la película se puede calificar de superhumano ya que se han visto envueltos en una producción mastodóntica de 250 millones de dólares y que desde luego se ven claramente reflejados en la película, veremos si este esfuerzo se ve recompensando, sobre todo si tenemos en cuenta que las malas lenguas dicen que con los gastos en promoción la película debería llegar a los 700 millones para poder recuperar ganancias.
John Carter se ve planteada como un completo western, no sólo en su comienzo ambientado en el viejo oeste americano, y dónde hace su aparición el gran Brian Cranston al que siempre es un gusto ver en pantalla aunque porte un horrible peluquín, si no que mucho más adelante sigue metida en un Marte (aquí rebautizado como Barsoom) planteado como un increíble árido desierto, una mezcla de géneros que irremediablemente nos lleva a acordarnos de Firefly. Pero aquí el pastiche es mucho mayor, hay bocanadas de péplum, de hecho Taylor Kitsch irremediablemente me recuerda bastante a un Charlton Heston mucho más joven, con menos talla de pecho y unas cuantas menos dosis de rayos uva. John Carter tiene también cierta olor a Sherlock Holmes, ayuda mucho también su posicionamiento en esa Londres de finales del siglo XIX que irremediablemente nos remite a la obra de Doyle y por supuesto también hay mucho de cuento de hadas, de princesas destronadas, reyes malvados y héroes por accidente, si conseguimos entrar rápidamente en ese juego de terminología inventada sin perdernos, es muy fácil que John Carter nos acabe enganchado desde su comienzo.
Andrew Stanton tiene en su haber una de las más grandes obras maestras de los últimos años, Wall•E, además de haber sido miembro importante en la animación de Pixar desde sus inicios dónde también ha co-dirigido Bichos y Buscando a Nemo y ha firmado el libreto de entre otras, Toy Story y Monstruos S.A., con John Carter da el paso a la acción real como ya hiciera hace unos meses Brad Bird con la cuarta entrega de Misión Imposible. Viendo el trabajo anterior de Stanton y el hecho de que aquí haya sido también el firmante del guión nos sorprende que el guión haya quedado tan notablemente descuidado, es cierto que esto carece de importancia, ya que la película se sostiene a través de las escenas de acción a través de las cuales va avanzando como el que salta de piedra en piedra y que son las que pueblan toda la película, sin dejar un solo respiro al espectador durante las más de dos horas que dura pero que consiguen pasar rápidamente gracias a su trepidante ritmo, pero aún así es suficiente para dejarnos algún momento que roza el patetismo y lo ridículo cuando el guión trata de tener algo de peso, afortunadamente rápidamente se echan pelillos a la mar, una nueva escena de esas que quitan el hipo tiene lugar y el espectador vuelve a disfrutar y a olvidarse de ese incomodo tono telenovelesco que en ocasiones azota al filme.
Lo cierto es que John Carter es incapaz de dar nada realmente interesante, no hay un atisbo de profundidad en ella, sus personajes se perfilan rápidamente y no avanzan en ningún momento, pero todo funciona como la seda. Recordándonos a la vertiente más infantil de George Lucas la película se convierte en un completo parque de atracciones, lleno de fuegos artificiales, seres divertidos, extraños e incluso entrañables, todo ello acompañado de la espectacular partitura de Michael Giacchino que se empieza a confirmar como uno de los mejores compositores del panorama actual. No se escatima en la acción, incluso en una de las mejores decisiones que se han tomado en los últimos años, la película consigue ser brutalmente sangrienta en alguna escena sin que esto perjudique a su calificación por edades. Es cierto que John Carter no nos va a cambiar lo más mínimo y que la dejaremos estancada en la memoria hasta que se olvide una vez vista sin volver a ella una sola vez, pero realmente lo que busca no es eso, lo que busca es conseguir un increíble en entretenimiento de dos horas de duración en el que el actor disfrute como si fuera un niño y el niño lo disfrute más aún, y es verdad que John Carter, pese a tener un guión notablemente mejorable y a rozar el ridículo en más de una ocasión, consigue lo que se propone. No perdurará, no se convertirá en referencia, pero joder, así de claro lo digo: ¡Qué bien me lo pase! Mounting: