Después de un drama como La ley del deseo, Almodóvar dirigió la comedia Mujeres al borde de un ataque de nervios. Ahora hace el camino inverso al pasar de una de las comedias más divertidas (y creo que injustamente tratadas como Los amantes pasajeros) al drama más contenido como es en Julieta. Para el personaje y la historia ha buscado inspiración en tres relatos de la escritora canadiense y ganadora del premio Nobel de literatura Alice Munro. Con esta película, que en un principio se iba a titular Silencio, el director manchego explora la soledad y el dolor de una madre ante una hija ausente con la angustia de que esa hija está viva. Antía, que es así como se llama, en un momento decide romper los lazos que la unen a su madre y simplemente desaparece sin dar ninguna explicación. Para el personaje protagonista de Julieta ha optado por utilizar a dos actrices que son Adriana Ugarte en su época de juventud y Emma Suarez en la época del presente. Personajes como el de Marian o de Ava los interpretan las mismas actrices a lo largo del tiempo, Rossy de Palma e Inma Cuesta respectivamente. Hay una voluntad de marcar dos tiempos y dos situaciones y dos actitudes que un mismo personaje tiene. Adriana y Emma son dos actrices que no tienen un gran parecido pero la transición entre una y otra se hace de una forma que no supone una ruptura sino un continuo. La ingenuidad de una Adriana dejan paso a una frágil y derrotada Emma. Julieta vive ciega su propio dolor sin aprender de lo que sucede a su alrededor. La gran tragedia de Julieta es que piensa que lo sabe todo cuando hay muchas cosas que desconoce y que cambiarían muchas cosas. Nosotros como espectadores de su drama tampoco tenemos toda la información pero al menos somos conscientes de las lagunas que hay, de que es necesario rellenar muchos huecos. Los personajes ven una parte del cuadro y viven y actúan debido a esa falta de perspectiva. Nosotros en cambio vemos la imagen completa y podemos ver los errores de Julieta y cómo se equivoca.
Julieta es un drama, seco, sin artificios, que tiene algún que otro momento de relax y que animan a la risa. Gracias a personajes como el de Rossy de Palma que tiene un toque involuntariamente cómico hacen que la historia sea más asimilable. Tanto dolor y sufrimiento sin alguna vía de escape nos acabaría insensibilizando. Incluso en tragedias como en Hamlet hay escenas cómicas y chistes. La trama es más sencilla que en otras ocasiones y eso hace que se pueda centrar más en la forma de contar la historia que en la historia en sí. Las dos actrices que dan vida a Julieta hacen un gran trabajo logrando transmitir ese dolor. Tampoco nos podemos olvidar de Rossy de Palma, o Michelle Jenner e Inma Cuesta. Darío Grandinetti, que ya había protagonizado con Almodóvar Hable con ella y Daniel Grao son los dos únicos personajes masculinos importantes. La ausencia de años de Antía la ha tocado profundamente y parece que en cualquier momento se va a derrumbar. Pero ella no es la única que tiene ausencias y dolor pero todas estas tienen como eje a Julieta.
En todas las entrevistas las actrices hablan de lo extremado cuidado a los detalles y lo exigente que es, en primer lugar con su trabajo y quiere que esa perfección se traslade a los demás. Almodovar crea un universo en el que quiere que haya una armonía con todos los elementos que aparecen. El mimo que pone a los personajes que crea, la compleja relación entre ellos, una historia y una forma de contarla compleja en donde el pasado juega un papel muy importante en el presente. La película viene a ser una pequeña parte de ese mundo al que se nos permite entrar como espectador privilegiado. Aunque también es cierto que se nos priva de muchas otras cosas. Sin contar demasiado de la historia o del final, me quedo con ganas de más. Hay partes de la historia en las que me gustaría saber qué pasa y el destino de algunos de los personajes. Una película es la que es y tan sólo aparece lo que el director ha querido contar. Siempre nos quedará la imaginación o si alguna vez nos encontramos con Almodóvar por la calle preguntarle el destino de alguna de sus heroínas.