Gracias a nuestros amigos de Sensacine asistimos a una sorprendente y divertida película: "Kingsman: Servicio secreto". Adaptación del cómic de Marc Millar y Dave Gibbons, destaca por su irreverencia y su descaro. Matthew Vaughn dirige esta historia que nos introduce en el siempre llamativo mundo de los agentes secretos.
Por tanto, "Kingsman: Servicio secreto" tenía que ser un pasito más en el camino, un nuevo intento de mezclar carcajada y violencia, provocando en el espectador esa extraña sensación de "no debería reírme de ésto". Toda una trampa del bueno de Vaughn, que sabe provocar ese sentimiento como nadie.
Harry Hart (Colin Firth) es un espía que pertenece a una desconocida organización que lucha por salvar al mundo de los más indeseables. Se está haciendo mayor, y cada vez le cuesta más aceptar las consecuencias de su trabajo. Gary (Taron Egerton) es un chico descentrado, sin un objetivo en la vida. Harry le ayudará a incorporarse al equipo convencido de sus virtudes, pero el malvado Richmond (Samuel L. Jackson) prepara algo que obligará a acelerar el proceso de aprendizaje de Gary.
Trepidante película palomitera que sabiamente cruza clasismo con tecnología punta. Una organización que recuerda a "Los vengadores" de Jeremiah Chechik pero con mejor suerte, que se enfrenta a un alocado rival muy alejado de los buenos modales británicos. Un enfrentamiento tan físico como cultural que engrandece el objetivo, un tanto manido, de acabar con el mundo.
Divertida y recomendable película de acción, con algunas escenas memorables, que devuelve todo el sentido al cine de entretenimiento. Violenta y tremendamente cachonda, habrá quien se sienta agredido con su incorrección, pero.... es tan necesario a veces!
José Daniel Díaz