Basada en hechos reales, esta película alemana narra con honestidad la dura pugna de Johann Erdmann (Alexander Fehling), un joven fiscal que en 1958 luchó por sacar a la luz y juzgar todos los crímenes nazis cometidos durante su estancia en el poder. Una complicada batalla tan justa como necesaria.
La sociedad aún era incapaz de imaginar toda la barbarie que rodeaba el nazismo y la mayoría de ellos defendía la entereza de sus antiguos gobernantes. Nadie quería saber la verdad porque la mayoría de las veces lo único que les devolvería son malos recuerdos y dolor. Los dirigentes que no habían huído se habían recolocado como respetables ciudadanos y sus vecinos desconocían su pasado.
El mérito de "La conspiración del silencio" es devolver la dignidad a todas esas personas que no encontraban apoyo en la postguerra. Que la propia película sea alemana es realmente importante y destacable. El nazismo fue y es reprochable pero seguramente, en la intimidad, aún muchos germanos justifican en cierta forma ó directamente niegan acontecimientos que avergonzarían a cualquier nación.
El 23 de enero llegará a todas las pantallas un título que disfrutarán sobre todo los seguidores del cine histórico pero que, gracias a un guión sencillo pero efectivo, también podrá acertar con un público maduro y fiel al cine europeo.
José Daniel Díaz Tercero