Crítica cinematográfica por Javier Gragera
Algo huele a podrido, y no se trata de Dinamarca. Tal vez a Shakespeare le hubiera encantado escribir esta ácida tragicomedia que nos ubica en el reinado de Anne de Gran Bretaña, la última de los Estuardo que gobernó a principios del siglo XVIII, para urdir un despiadado diagnóstico sobre las relaciones de poder y las intrigas palaciegas. De por medio, cómo no, hay una guerra entre imperios, hay puñaladas por la espalda, hay líos de alcoba. Shakespeare en estado puro, pero sin monólogos y bajo las reglas de los guionistas Deborah Davis y Tony McNamara, quienes dan protagonismo absoluto a tres mujeres (algo impensable en el teatro isabelino, donde ellas tenían prohibido subirse a un escenario) para escribir una película de época con trampa, con cierto anacronismo velado que aporta perplejidad y acentúa su tono de comedia irreverente.
Hay mucho de farsa en este filme dirigido por el griego Yorgos Lanthimos en el que todo es epidérmico. El abuso de los grandes angulares y el ojo de pez subraya una sensación de máscara de carnaval veneciano, donde la realidad es una impostura de abigarradas y vacías florituras que oculta el verdadero rostro de los acontecimientos. En palacio, lo subterráneo solapa lo público, son dos dimensiones porosas que conviven en paralelo, como los pasadizos secretos que comunican sus dependencias a través de puertas falsas, hasta el punto de que lo mundano de un vulgar despecho puede decidir el futuro de un ejército que se juega el cuello a miles de kilómetros de distancia en el campo de batalla.
Por lo que ya pudimos ver en Canino (2009) y Langosta (2015), Lanthimos está especialmente preocupado por hablar de la humanidad como algo malévolo y retorcido, y esta vez apenas necesita salir de las cuatro paredes de un dormitorio para retratar la guerra sin cuartel que supone conquistar al otro en una sociedad decadente gobernada por una pandilla de sujetos hipócritas y arribistas.
El duelo interpretativo entre una andrógina Rachel Weisz y una cínica Emma Stone, tan adornado de encanto, caricatura y malicia, resulta complejo y estimulante, mientras que Olivia Colman, el gran descubrimiento de este filme, nos mete de lleno en la lógica de la frivolidad y el exceso encarnados en el cuerpo marchito y la mente ofuscada de la reina Anne, quien, según esta versión fabulada, dirigió su imperio de puertas para adentro, siempre a merced de la concubina que estuviese más cerca de calentarle la almohada.
El resultado es un relato corrosivo que nos habla de la manipulación y sus artimañas, del manejo clandestino del halago, la mentira y la persuasión. El poder es una conquista retórica que se gesta a fuerza de palabras y gestos taimados. ¿Estamos hablando de armas para el amor o para la política? Pues eso, que todo se confunde en este melodrama de interiores al que le sobra personalidad y atrevimiento. No son cualidades para un ganar un Oscar a Mejor Película, lo que dice mucho a su favor. Las favoritas, en este caso, son otras.
+ INFO
Título original: The Favourite
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Deborah Davis, Tony McNamara
Reparto: Olivia Colman, Rachel Weisz, Emma Stone, Mark Gathiss
Fotografía: Robbie Ryan
País: Reino Unido (2018)
Duración: 121’