Crítica: La gran belleza (2013) de Paolo Sorrentino

Publicado el 20 febrero 2014 por Proyectorf @Proyectorfant

FICHA TECNICA DE LA PELICULA   

Título Original: La grande bellezza

Director: Paolo Sorrentino

Intérpretes: Serena Grandi, Sabrina Ferilli, Toni Servillo, Carlo Verdone, Isabella Ferrari.

Origen: Francia/Italia

Duración: 142 minutos.

Calificación: sin clasificar

Estreno en Buenos Aires: 20/02/2014

La era del vacío

La Grande Bellezza, del director italiano Paolo Sorrentino, empieza de forma un poco bastante confusa, y se mantiene durantela mayor parte de la película así. Sin embargo, los cambios de ritmo constantes, hacen que en definitiva resulte una obra armoniosa que merece ser recordada como tal dentro del cine europeo actual.

Luego de algunos planos furiosos que nos muestran fiestas y música inconexa y bulliciosa, conocemos a Jep Gambardella (Toni Servillo), un periodista y escritor que desde hace tiempo no escribe; y que en su Roma tan querida como despreciada, no halla inspiración para su segunda novela. Este  hombre a lo largo de la película descubre que no está siendo del todo feliz y que además de estar rodeado de hipocrecía burguesa, todo planteo pseudofilosófico entre su grupo de amigos es pretencioso, se reduce a la nada misma.

Los recorridos de Jep por la noche romana y sus fiestas y obras teatrales muestran su falta de optimismo hacia la vida en general, pero no sólo la suya, sino hacia la vida contemporánea mientras lo vemos asistiendo a reuniones y cenas donde los diálogos aunque superfluos, también pueden tornarse discusiones sobre dialéctica y filosofía a la hora de analizar el vacío mundano al que todos estamos expuestos.

En definitiva, la película de Sorrentino propone un gran drama sobre la existencia humana, y el vacío de la vida humana cuando nada logra atravesarla, o interpelarla; o bien cuando la pose y las formas importan más que el contenido mismo de la persona. Creativa y mordazmente Sorrentino apela a la crítica de la intelectualidad esnobista sobre todo dentro de las artes escénicas y literarias y donde la hipocrecía es la condición de pertenencia.

Lo hermoso de esta película, más allá de la sensibilidad y emotividad genuina que invita a la reflexión general y permite un bello y maravilloso final, es el deleite visual que desde el minuto cero vemos; ya que los planos, la dirección de fotografía y la estética que sugieren las imágenes son de una calidad extraordinaria. La única contra que encuentro es la extensión del film ya que por el tema que se toca, resulta denso en sí mismo; y por momentos se torna repetitivo y esta reiteración puede devenir en cansancio por parte del espectador.

 Por Marianela Santillán