La naranja mecánicaAnthony Burgess
La naranja mecánica es posiblemente una obra más conocida por la película de Kubrick que por la propia novela. Sin embargo, el talento de Anthony Burgess al escribir esta obra bien merece ser reconocido y encumbrada la pieza a obra de culto de la literatura universal.
A la edad de 42 años, a Anthony Burgess se le diagnostica un tumor cerebral. Así que se pone a escribir, aunque hasta entonces no había tenido mucho éxito, para dejarle a su esposa algo de dinero para sobrevivir. Pero no se murió, así que el diagnóstico incorrecto nos dejó una serie de obras brillantes, entre ellas, La naranja mecánica.
La naranja mecánica, el libro, tiene una particularidad respecto a la película. Así que, si habéis visto la última y pasáis del libro, tengo que deciros que caéis en un grave error pues el libro encierra un detalle que se decidió pasar por alto. Cuando Burgess lleva el libro a su editor de Nueva York, éste decide que el libro tendrá 20 capítulos y no 21, como el manuscrito original. El autor que, en ese momento, pasaba ciertos apuros económicos accedió a recortar el último capítulo y, por tanto, todas las ediciones estadounidenses de la obra, tienen 20 capítulos mientras que las que llegaron a través de Gran Bretaña, tienen 21. Y en la película también se decidió suprimir esa última hazaña. Así que, si queréis conocer el final que ideó Burgess para su obra maestra, debéis leer el libro (en una versión europea eso sí y aseguraos que trae 21 capítulos).
La naranja mecánica llegó a mí a través de la película y no es hasta cierto tiempo después que encuentro el libro y decido leerlo. Así que, cuando empecé ya no recordaba la curiosa habla de nuestros protagonistas, el nadsat, y me perdí, hasta que le cogí el truquillo al lenguaje. Eso sí, aún lo recuerdo.
La novela es muy parecida a la archiconocida película (excepto en su último capítulo), así que me ahorraré aburriros con una larga sinopsis. La naranja mecánica cuenta la historia de unos adolescentes que dedican su vida a molestar con una violencia extrema a cierto grupo de gentes (en realidad, a cualquiera que se les cruce en su camino) y a beber moloco en los bares. La reinserción en el sistema de dichos protagonistas será el tema principal que aborde la obra, más allá de los episodios violentos.
Como soy una enamorada de los clásicos, porque nunca defraudan, La naranja mecánica no lo iba a ser menos y ya está entre mi lista de los mejores libros que he leído. Su lectura es bastante sencilla, a pesar del nadsat (por su dificultad, ya que es imprescindible. No se entendería La naranja mecánica sin su lenguaje), la obra engancha e involucra. Un clásico que no debería pasar por alto ninguna lectora ni lector. De lectura imprescindible.