[Crítica] Lobezno: inmortal. Amor, honor y venganza en Japón
Patricia Esteban 23 julio, 2013 0
El personaje más atractivo de la saga tiene ya una película a su altura después de casi cuarenta años de su primera aparición en un cómic de El increíble Hulk y de siete filmes dedicados a la patrulla X. Dejando de lado si Darren Aranofsky, el director original del proyecto, hubiese creado un personaje más atormentado y psicológicamente más atractivo, lo cierto es que James Mangold (Cop Land) consigue aunar conflictos emocionales y acción a raudales que no decepcionará al gran público.
Con guión del oscarizado Christopher McQuarrie (Sospechosos habituales, Secuestro infernal) y obviando absolutamente la anterior película dedicada al mutante canadiense, X-men orígenes: Lobezno (2009), que establecía los inicios históricos del personaje y que no gustó a nadie, la historia aquí se basa en la miniserie de cómics de Chris Claremont y Frank Miller de 1982 que fue bautizada como Honor.
La historia nos aleja de la patrulla X y nos lleva al Japón del honor y las tradiciones pero también de la más desarrollada tecnología. Continuando después de lo sucedido en X-men: la decisión final (2006), Lobezno se encuentra solo y atormentado por los recuerdos de la fallecida Jean Grey (Famke Janssen) cuando regresa un personaje de su pasado. Se trata de un soldado japonés al que salvó la vida en la 2ª Guerra Mundial y que ahora es un adinerado empresario de las nuevas tecnologías que ansía poseer la inmortalidad del mutante.
En un estado de vulnerabilidad emocional, el que fuese gran héroe Lobezno (“ese ya no soy yo”) se enfrenta a la posibilidad de renunciar a la inmortalidad, abandonar definitivamente ese camino de héroes al que ya no le encuentra motivación (“soy un ronin, un samurái sin objetivos, sin señor, un héroe sin razón”) y actuar como un simple mortal. Pero se cruza en su camino la japonesa Mariko Yashida (To Okamoto) y el amor por ella le lleva a enfrentarse a la Yakuza (que la secuestra) y a superar su obsesión por la doctora Grey, que, junto a la japonesa, lleva gran parte del peso melodramático de esta película de acción.
Mientras sufre esa lucha interna y se debate entre ser simplemente Logan o volver a ser Lobezno e intenta rescatar a Mariko, va perdiendo sus poderes de regeneración por culpa de la atractiva Víper, interpretada por la rusa Svetlana Khodchenkova (El Topo), que hace aquí de mala y de ladrona de facultades mutantes (“soy química, capitalista, nihilista y una víbora”). Pero Lobezno cuenta con la ayuda de personajes tan atractivos y simpáticos como Yukio (Rila Fukushima), la asesina ninja con un aspecto moderno que es capaz de ver el momento de la muerte de los demás y que acompaña a Lobezno como guardaespaldas personal.
Resumiendo, no decepcionan las luchas al estilo samurai, las peleas con ninjas (visualmente muy atractivas las escenas con los perfiles tras los paneles de la casa) y las secuencias de acción sobre el tren bala resultan trepidantes y espectaculares. Y no faltan tampoco nuevas tecnologías con capacidad de matar, como el robot de adamantium llamado Samurai de Plata. Pero sobre todo acierta el filme en mostrarnos el Logan con más sorna y con unas grandes frases lapidarias. Y, después de trece años de interpretar al mismo personaje, un Hugh Jackman que parece irreemplazable en su papel y que aún no se plantea dejar las garras. Por el momento está confirmado que volverá con X-men: Days of Future Past, que dirigirá Bryan Singer, director de las dos primeras entregas de la saga. De ahí que os avise que espereis sentados a que acaben los créditos de esta película y tendreis un adelanto de lo que vendrá.
[pinit]